27 octubre 2007

El primo y el cambio climático

Publicado en Mediterráneo en octubre de 2007

Ha dicho el primo de Javier Brey que lo del cambio climático no es para tanto. Que hay otros problemas más importantes en el mundo y que esto es cosa de cuatro iluminados científicos de pacotilla. No hubiera pasado nada si el primo de este catedrático de Física Teórica regentara una tienda de abanicos en Sierpes, dicho sea con todo respeto a los comerciantes de esa preciosa calle sevillana. El problema es que este primo se apellida Rajoy Brey. Sí, es el ciudadano Mariano Rajoy, el del vídeo con ínfulas reales.



Para el primo del catedrático sólo hay un motivo para la desazón: que España sea cada vez más moderna, más competitiva y más tolerante. Todo lo demás importa poco, porque él está a lo que está. Lo del cambio climático, como lo de la dictadura franquista, es una nimiedad. Qué más da. Es como aquello de los “hilillos de plastilina” del Prestige, ¿se acuerdan? Lo dijo el primo, con la misma solvencia que dice todo lo que dice. Hay que reconocer que no tiene suerte el señor Rajoy, a pesar del empeño que le pone. Esta misma semana, coincidiendo con las ocurrentes “bromitas” (Esperanza Aguirre dixit) de don Mariano, el reciente Nobel Al Gore ha recorrido España divulgando los efectos del cambio climático. Y un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, avalado por 400 expertos de todo el mundo, ha vuelto a recordarnos que vamos por muy mal camino.

Miren, en los últimos años cientos de organizaciones científicas de todo el mundo nos están alertando de las consecuencias traumáticas que para nuestra forma de vida puede tener el calentamiento global. No se trata sólo de preservar nuestro patrimonio natural, ni de salvar esta o aquella especie viva. Los estudios científicos confirman los negros presagios que muchos intuíamos desde hace tiempo: si no somos capaces de racionalizar nuestro modelo de crecimiento basado en la depredación masiva de los recursos naturales nos esperan profundas transformaciones económicas, sociales y medioambientales.

Por supuesto que no es este el único problema que debemos abordar. Ya lo sabemos. Que se lo pregunten a los miles de hombres y mujeres mutilados en sus cuerpos y en sus conciencias por el desastre que llevaron a Irak los autoproclamados profetas de la libertad. O a las víctimas del ébola y del sida en el África subsahariana. O a los desplazados por la guerra en Darfur. O a los náufragos de mil vidas que malviven en nuestra sociedad opulenta.

Pero el cambio climático es un reto global. Nos afecta a toda la humanidad y al conjunto de ecosistemas que conforman la riqueza vital de nuestro planeta. Es una amenaza para quienes hoy vivimos y para quienes lo harán en el futuro. Y ante él sólo caben dos actitudes: afrontarlo desde la serenidad, pero sin dilación, con soluciones audaces y comprometidas como está haciendo el Gobierno de España; o esconder la cabeza y esperar a que escampe, con la ilusa esperanza de que nuestra placentera prosperidad no sucumba ante el chapapote de la catástrofe.

Lamentablemente, el ciudadano Rajoy y los suyos se han vuelto a poner en el lado oscuro. Es cierto que no están solos, pero me temo que esas compañías no son las más recomendables para quienes aspiran a liderar una sociedad decente.

26 octubre 2007

Desmemoriados

Publicado en Mediterráneo en octubre de 2007

Hacía un tiempo que el señor Mayor Oreja estaba alejado de la primera línea del fuego populista. Tal vez la caída libre de Rajoy en la valoración de propios y extraños y el regreso de Rato le hayan espoleado para dejarse ver y oír, por si acaso. Esta semana nos ha aclarado que no piensa condenar el franquismo porque no fue para tanto: “hubo mitos infinitos”, dice al respecto.

Lápida en memoria de una víctima del
fascismo en Italia. Chianciano, la Toscana.
Agosto de 2006.
No es que me sorprenda. Al menos el señor Mayor ha expresado en público lo que otros líderes de su partido dicen vergonzantemente en privado. Pero, hombre, algo de falta de sensibilidad, de falta de respeto y de falta de memoria sí que parece que hay en esas declaraciones.

Ustedes lo saben tan bien como yo: la desmemoria es la mejor de las armas de la derecha española. Siempre quieren que olvidemos lo que no quieren que de ellos se sepa. No les gusta mirarse al espejo de la historia, no vaya a ser que se encuentren con demonios del pasado. Y ahora andan revueltos cual jinetes del Apocalipsis con el proyecto de ley de Memoria histórica. Quizás sea por aquello que dijera Orwell de que “aquel que tiene el control del pasado, tiene el control del futuro”.

Lo cierto es que otra vez se han quedado solos en el Congreso. Otra vez se han quedado al margen de la negociación de una ley que reconoce más derechos a más españoles. Porque, mal que les pese, ésta no será una ley hecha contra nadie. Ni es ni pretende ser un juicio sobre nuestro pasado colectivo; son los historiadores los que lo estudian, lo analizan y nos lo explican y no el Gobierno o el Parlamento.

El partido de la desmemoria haría bien en decirnos a todos a qué medida concreta del proyecto de ley se opone. ¿Acaso se niega a considerar injustas todas las condenas y expresiones de violencia personal producidas por motivos políticos o ideológicos, durante la Guerra Civil y la dictadura? ¿O a reclamar la rehabilitación moral de quienes sufrieron tan injustas sanciones y condenas? ¿O a que las Administraciones públicas faciliten a los interesados que lo soliciten la localización de miles de desaparecidos?

Esta ley no pretende penalizar a los castellonenses que abrazaron la dictadura por las razones que fueran. Ni siquiera a los que la alentaron y dieron pábulo a la represión. No, no se quiere abrir viejas heridas, como proclama Acebes; antes al contrario, se quiere cerrar las que otros provocaron. Es, en definitiva, la culminación de un proceso de reconocimiento y de reparación de las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura iniciado en los albores de la Transición con la Ley de Amnistía de 1977. Y tengo el convencimiento de que cualquier ciudadano de buena fe coincidirá conmigo que es de justicia reparar públicamente el honor y la dignidad de quienes se vieron privados de su memoria y del recuerdo de sus seres queridos.

Déjenme terminar con una recomendación para los desmemoriados. Cuando tengan oportunidad visiten el Memorial de Caen, en la Normandía francesa. Un excelente monumento a la recuperación del pasado vivido por los europeos durante el siglo XX. Allí pueden encontrar una sección muy documentada sobre la Francia de Vichy, la del régimen colaboracionista con Hitler del mariscal Petain. Dudo que la sociedad francesa se sienta debilitada y amenazada en su identidad y en su autoestima por recordar y conocer el lado oscuro de su brillante pasado.

12 octubre 2007

Discurso con motivo de la celebración del día de la patrona de la Guardia Civil en Castelló de la Plana el 12 de octubre de 2007

José Manuel, amigos y amigas, permitidme que comience este parlamento con un recuerdo de emoción sincera. Hace ya tres meses, en Sant Mateu, la mirada triste y abatida de aquel niño y de sus familiares. Y el gesto contenido de muchos de vosotros esa tarde. Era el dolor por la pérdida de José Luis, muerto en la carretera mientras servía a la sociedad.

No tengo mejor forma de expresaros mi admiración y mi respeto que recuperar de mi memoria aquella tarde. Vuestro himno habla de valor, de lealtad, de firmeza, de amor; y eso fue lo que muchos vimos ese día de julio en vosotros. Gracias a José Luis. Gracias a cuantos formáis parte de esta Comandancia por estar siempre al servicio de la sociedad castellonense y por hacerlo con tanta generosidad. Y gracias, por supuesto, a las familias que dais aliento a estos hombres y mujeres ejemplares.

Han pasado casi 150 años desde que Miguel Moreno, primer capellán castrense del Colegio de Guardias Jóvenes Duque de Ahumada de Valdemoro, colocara en su capilla una imagen de la Virgen del Pilar. Y más de 90 años desde que la Pilarica fuera declarada oficialmente patrona de este Benemérito Instituto.

A lo largo de este tiempo los españoles y las españolas hemos protagonizado un apasionante viaje en busca de más libertad, de mayor progreso y de mejores oportunidades. No ha sido fácil; nunca lo ha sido para ningún pueblo. Pero hoy nos sabemos y nos reconocemos como una nación pujante, abierta, dialogante y con pasión y vocación de futuro. Una nación de todos, que todos construimos día a día y por la que todos y todas trabajamos y luchamos. Es la España diversa, dinámica e integradora que hemos heredado de generaciones de hombres y mujeres que, antes que nosotros, lucharon por vivir con dignidad y en libertad.

En ese esfuerzo colectivo, la Guardia Civil ocupa un lugar de honor. Vuestro sacrificio y vuestra profesionalidad nos da más libertad, más seguridad y más confianza. Esto lo sabemos bien la gente de Castellón.

Este verano, vuestra presencia y vuestro buen hacer han desbaratado los planes criminales del terrorismo etarra. Lo hicisteis en Torreblanca. Aún recuerdo, teniente coronel, tus palabras serenas en el mediodía de aquel 19 de julio adelantándome lo que muy pronto se iba a confirmar.

Y lo volvisteis a hacer en les Coves de Vinromà. La imagen de devastación en aquel olivar no se me olvidará. Ni la expresión grave del teniente coronel Altamirano y del capitán Rico y de las decenas de hombres y mujeres que el Instituto desplegó inmediatamente en la zona. Vosotros, como nadie, sabéis del dolor que provoca la sinrazón y el fanatismo terrorista, venga de donde venga. Todos os estamos agradecidos.

El Gobierno de España sabe que la sociedad os admira y os quiere. Sabe que la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía estáis en la vanguardia de ese proyecto de construcción democrática que protagonizamos día a día los españoles. Por ello está empeñado en el reforzamiento y la modernización del servicio público policial.

A lo largo de esta legislatura que ya termina, el presupuesto destinado a la Guardia Civil se ha incrementado en más del 41 por 100, con un esfuerzo inversor sin precedentes. La Comandancia de Castellón es buena prueba de ello, como ya ha adelantado el teniente coronel. En tres años nuestra plantilla habrá crecido en más de 300 efectivos, lo que nos está permitiendo crear tres nuevos puestos principales y seis nuevos equipos de policía judicial en distintos municipios de la provincia.

Más guardias y con mejores infraestructuras. En los próximos meses estaremos en condiciones de licitar las obras de cinco nuevos acuartelamientos y se ha encauzado ya el proyecto de otros cuatro. Además de las obras de mantenimiento y modernización que, con la ayuda de la Diputación y los ayuntamientos, estamos llevando a cabo en el resto de casas-cuartel de la provincia.

A las infraestructuras físicas hay que añadir el gran esfuerzo que se ha realizado en la modernización del equipamiento técnico y tecnológico de la Guardia Civil en Castellón. Hoy disponemos de vehículos y embarcaciones adecuadas a las exigencias de una sociedad del siglo XXI. Y de instrumentos de seguimiento, control y coordinación muy eficaces en la lucha contra las nuevas formas de delincuencia y en la protección y salvaguarda de los derechos de la ciudadanía.

Todo ello nos ha permitido frenar decididamente el incremento de las tasas delincuenciales experimentado en los primeros años de esta década, trasladando a la sociedad castellonense un sentimiento de mayor seguridad y confianza en el servicio público policial.

Debéis sentiros satisfechos por el trabajo que estáis realizando. Los ciudadanos y las ciudadanas de esta tierra lo están. Sabemos que queda mucho por hacer, pero no dudéis de que el Gobierno tiene el convencimiento de que para progresar más y mejor España necesita de una Guardia Civil moderna, avanzada y eficaz. Por supuesto para garantizar la seguridad ciudadana. Pero no sólo para ello. Vuestro carácter de policía integral os convierte en referente en el conjunto de políticas de seguridad impulsadas por el Gobierno. Estáis ahí, trabajando para garantizar más seguridad vial, más seguridad medioambiental, más seguridad informática, más protección ante las catástrofes.

Hace apenas unas semanas lo demostrasteis ejemplarmente en el incendio de l’Alcalatén. 350 guardias civiles participasteis en los trabajos necesarios para proteger la vida de nuestros conciudadanos de les Useres, Costur, Alcora, Atzaneta, Llucena y Figueroles.

No quiero terminar esta intervención sin expresar mi gratitud a aquellas personas que han dedicado toda su vida al servicio público en el Instituto y que ahora se encuentran ya retirados o en la reserva. Estos veteranos son el espejo en que debéis miraros los guardias más jóvenes; su ejemplo, su experiencia, su profesionalidad y su dedicación deben serviros de guía en vuestra labor profesional.

A todos cuantos habéis sido condecorados, enhorabuena. Entended este acto como muestra de gratitud por vuestro compromiso con la sociedad. Al fiscal Arias y al inspector Mancebo, querido José Luis, llevad con honor la medalla que la Benemérita os ha entregado.

Éste, José Antonio, teniente coronel Altamirano, es un día del Pilar especial para ti. Pronto partirás hacia otro destino. Durante estos años hemos podido disfrutar de tu amistad y de tu entrañable discreción. Estoy convencido de que tu valía humana y profesional te convertirán en un excelente jefe de Comandancia allá donde vayas. Suerte y ánimo.

Recuerdo el día que Juan María Calles me confirmó la llegada de un nuevo teniente coronel a Castellón. Venía con acreditada solvencia policial y organizativa. Hoy, José Manuel, estamos recogiendo ya los frutos de tu probada capacidad profesional. Déjame reconocer públicamente tu lealtad personal e institucional y tu compromiso con esta tierra.

Voy a terminar ya agradeciendo a quienes hoy nos acompañáis vuestra presencia. Y a vosotros y vosotras, hombres y mujeres de la Guardia Civil, instaros a que perseveréis en la consecución del compromiso colectivo de servicio, de ayuda a los demás, de proximidad y colaboración con la sociedad a la que servís.

Gracias a todos y a todas y buen día de la Pilarica.

06 octubre 2007

Lleguemos a la seguridad desde la educación

Publicado en Mediterráneo en octubre de 2007

El pasado martes celebramos con los funcionarios y funcionarias del Cuerpo Nacional de Policía de Castellón y Vila-real el día de los Ángeles Custodios, patrones de nuestra policía. Tuve ocasión de hacerlo en los distintos actos del día; y quiero hacerlo desde aquí públicamente: mi reconocimiento como representante del Gobierno de España y como ciudadano castellonense al esfuerzo diario que realizan los policías adscritos a la Comisaría Provincial para salvaguardar nuestros derechos y nuestras libertades. Es un honor para mí poder estar al frente de estos hombres y mujeres ejemplares que velan sin desmayo para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos.

España ha cambiado, y su Policía también. Y gracias a la preparación y buen hacer de sus integrantes, y al esfuerzo realizado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para dotar con más y mejores medios a la Comisaría Provincial, los castellonenses tenemos en la actualidad un nivel razonable de seguridad, una vez superados los lamentables episodios de aquel trienio negro de 2001-2003, en el que recordemos, se produjeron más delitos que nunca en Castellón y Vila-real. Hoy las cosas han cambiado considerablemente, y aunque soy consciente de que la seguridad absoluta es imposible de conseguir, puedo decir sin temor a equivocarme que Castellón ha pasado a ser, en sólo tres años, una de las ciudades con menor índice de criminalidad de todo el arco mediterráneo.

Es sin duda, una gran noticia que todos deberíamos celebrar. La pericia de los funcionarios policiales, y el incremento de efectivos y de medios materiales y tecnológicos, han hecho posible un cambio, para cuya consecución, el actual Gobierno de España no ha escatimado esfuerzos, ya que ha incrementado considerablemente la plantilla de efectivos y el parque móvil dependiente de la Comisaría Provincial. Ya contamos con cerca de 300 agentes y con más de 70 vehículos, y gracias a la sensibilidad mostrada por el Ministerio del Interior, a principios de 2008 se licitarán las obras de la nueva Comisaría, y a lo largo del ejercicio se procederá al inicio de las obras. De esta forma, Castellón podrá disponer de unas instalaciones policiales de última generación, y olvidar para siempre la comisaría de la Ronda Mijares.

Me permitirán, también, apuntar algo que me parece fundamental: la política policial no es la única garante de la seguridad de los ciudadanos. Todo esfuerzo que se haga en este orden estará abocado al fracaso si no somos capaces de dotarnos de políticas educativas, penales, urbanísticas, sociales y redistributivas más eficacaces y más justas.

Como defiende Maurice Duverger, “Las sociedades no se pueden mantener nada más que por mecanismos de orden. Deben interiorizar este orden para que los violentos sean menos fuertes. Cuando no se cree en el sistema de valores, la sociedad no puede mantenerse nada más que por la Policía”. Por ello, todas las Administraciones públicas son corresponsables en el objetivo común de construir un futuro más seguro. La eficacia de nuestro servicio público policial es imprescindible, pero no suficiente.

Porque nuestros jóvenes están creciendo en una sociedad que no siempre es capaz de darles la mejor formación ni de garantizarles oportunidades para desarrollar un proyecto de vida decente. Hemos de trabajar intensamente para que los ciudadanos y ciudadanas de mañana sepan progresar en una sociedad auténticamente libre, en la que no haya lugar para el desarrollo de clichés aberrantes, y en la que no predominen el individualismo autista, la insolidaridad, el desprecio por el otro y los comportamientos violentos.

02 octubre 2007

Discurso pronunciado con motivo de la celebración del Día del Cuerpo Nacional de Policía en Castelló de la Plana el 2 de octubre de 2007

Jorge, comisario, gracias. Gracias a ti y a tu gente. Gracias a todos y a todas cuantos estáis adscritos a la Comisaría Provincial de Castellón por el trabajo que hacéis. Os lo digo como subdelegado del Gobierno de España, como funcionario público y, sobre todo, como ciudadano.

Hoy, por primera vez, tengo el honor de dirigirme a vosotros en la celebración del día de los Ángeles Custodios, patrones de la Policía. Y no os voy a negar la íntima emoción que siento. El trabajo sacrificado, vuestro esfuerzo, vuestra vocación de servicio. Tantas horas luchando para salvaguardar los derechos y las libertades de todos. Creedme al expresaros mi admiración y mi reconocimiento, y el de tantos ciudadanos y ciudadanas que ven en el Cuerpo Nacional de Policía la garantía de su seguridad.

Sabéis tan bien como yo que la nuestra es una sociedad compleja. Como lo son las sociedades de nuestro entorno socioeconómico. Estamos inmersos en el tránsito a nuevas formas de organización política, social y económica. Estamos viviendo el fin de las certezas con las que se organizaba el mundo hasta hace sólo dos décadas y apenas somos conscientes del alumbramiento de una nueva era.


Uniformes policiales. Museo de la Policía

En este tiempo de crisis están conformándose nuevos espacios de conflicto, nuevos comportamientos delincuenciales, nuevas amenazas a la tranquilidad y la seguridad de la ciudadanía. Por ello, aun asumiendo que ni esta ni ninguna, ni ahora ni antes, es ni será una sociedad absolutamente segura, hemos de esforzarnos desde el Estado por minimizar los riesgos a los que se enfrentan a diario los ciudadanos y las ciudadanas.

Así lo entiende el Gobierno del presidente Zapatero. Y por eso ha desarrollado en estos años un vigoroso programa de reformas que quiere dar mejores oportunidades, más derechos, más libertad y más seguridad a los españoles. En ese marco, el papel de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado es esencial.

En Castellón, el Cuerpo Nacional de Policía manifiesta esa convicción del Gobierno. Hoy la Comisaría Provincial cuenta con más y mejores medios humanos y tecnológicos y ha experimentado una profunda renovación organizativa. Contamos con cerca de 300 policías y más de 70 vehículos y estamos a la espera de que a comienzos de 2008 se liciten las obras del nuevo edificio que albergará la Comisaría en Castellón y se publique el nuevo catálogo de la plantilla policial.

El esfuerzo mantenido de los últimos tres años, unido al trabajo abnegado de los funcionarios y funcionarias dirigidos por el comisario Marti, nos ha permitido quebrar la tendencia ascendente de la criminalidad en las ciudades de Castellón y Vila-real. Hemos podido dejar atrás el trienio negro de 2001-2003 y abrir el camino hacia la estabilización y reducción de la actividad delictiva en el ámbito de competencia de la Policía Nacional.

De este modo, hemos pasado de 28 delitos por mil habitantes en 2003 a 24 en 2006, con una reducción del 10 por 100 de delitos en las cifras absolutas. Esta evolución ha ido acompañada de un incremento del 70 por 100 en el número de detenidos y la práctica duplicación de los datos de eficacia policial. Y como ya nos ha adelantado el comisario, la tendencia se mantiene en este año.

A ese trabajo en el ámbito de la seguridad ciudadana hay que añadir el esfuerzo extraordinario que están haciendo los funcionarios y funcionarias destinados a la unidad de Extranjería y Documentación, en condiciones que sé no son las más adecuadas ni para ellos ni para los ciudadanos. En los próximos meses entrarán en servicio las nuevas dependencias para la expedición del DNI electrónico.

A pesar de todo lo dicho, tengo el convencimiento de que no es la política policial la única garante de la seguridad de los ciudadanos. Todo esfuerzo en ese orden fracasará si no somos capaces de dotarnos de políticas educativas, penales, urbanísticas, sociales y redistributivas más eficaces y más justas. Permitidme aquí recordar estas palabras de Maurice Duverger: “Las sociedades no se pueden mantener nada más que por mecanismos de orden. Deben interiorizar éste orden para que los violentos sean menos fuertes. Cuando no se cree en el sistema de valores, la sociedad no puede mantenerse nada más que por la policía”.

Por ello todas las Administraciones públicas somos corresponsables en el objetivo común de construir un futuro más seguro. La eficacia de nuestro servicio público policial es necesaria, imprescindible para ello. Pero no es suficiente. Nuestros jóvenes están creciendo en una sociedad que no siempre es capaz de darles la mejor formación ni de garantizarles oportunidades para desarrollar un proyecto de vida decente. Crecen en un mundo de clichés aberrantes que promueven un individualismo autista que favorece la insolidaridad, el desprecio por el otro y los comportamientos violentos. Hemos de trabajar, todos y todas, para que los ciudadanos de mañana sepan progresar en una sociedad auténticamente libre.

Voy ya a terminar. En este acto me traicionaría a mí mismo si no expresara públicamente mi reconocimiento a Juanma Calles. Su empuje y su convicción durante los años en que ha ocupado el cargo de subdelegado del Gobierno en pro de un mejor y más efectivo servicio policial han sido decisivos.

Comisario, los hombres y mujeres que tienes a tu cargo son un ejemplo de responsabilidad y entrega. Ellos son los principales responsables de los éxitos obtenidos durante estos años contra la delincuencia. Seguiréis trabajando, día a día, para que no haya mujeres víctimas de la violencia machista ni inmigrantes explotados o discriminados. Para que el fanatismo terrorista no anide en nuestra tierra. Para que nuestros comerciantes se sientan seguros. Para que cualquiera de nosotros pueda continuar su vida en libertad. Gracias a todos y a todas por ello, y gracias a ti, Jorge, por tu compromiso con la ciudad y la sociedad castellonense.

Enhorabuena a los que hoy habéis sido condecorados. Vosotros personalizáis como nadie el espíritu de servicio, abnegado y anónimo, de la policía. Mi más admirado reconocimiento para vosotros y vuestras familias.

Termino. No puedo olvidar aquí a los compañeros y las compañeras que perdieron su vida o su salud defendiendo los derechos y las libertades de todos nosotros. Y a quienes sintieron el dolor y el desconsuelo de no verlos regresar a sus hogares. A todos, de corazón, muchas gracias.