26 junio 2010

La política irresponsable

Publicado en Mediterráneo el 26 de junio de 2010

La responsabilidad es uno de los conceptos esenciales de las sociedades democráticas. No hay democracia sin ciudadanos y ciudadanas responsables. Ni hay democracia, por supuesto, sin gobernantes responsables. Es precisamente la responsabilidad exigible a estos últimos la que legitima la exigida a aquellos. Un gobernante irresponsable difícilmente puede exigir responsabilidad a la ciudadanía.

Así, quien ocupando un cargo público incumple la legalidad a sabiendas pierde la autoridad que le han otorgado los ciudadanos, además de delinquir. ¿Puede, acaso, un defraudador fiscal exigir a los ciudadanos que cumplan con sus responsabilidades fiscales? Creo yo que está deslegitimado para ello. Está esto en las entrañas de la democracia; es un imperativo ético y político (y también estético) del que nadie puede sustraerse.

Es un axioma básico de todo sistema democrático. A estas alturas debería resultar ocioso insistir en ello. Pero, a menudo, parece que lo desconocen algunos gobernantes en nuestra tierra. Estamos demasiado acostumbrados aquí a la irresponsabilidad de quienes dicen gobernar nuestros intereses desde ciertas instituciones locales. Sienten una especie de alergia patológica a asumir la más mínima responsabilidad.

Vean, si no, cómo han justificado esta semana desde el gobierno municipal de Castellón la pérdida de la bandera azul de la playa del Gurugú. ¿Se imagina usted, querido lector, a quién han endosado la responsabilidad del asunto? Pues sí, ha acertado: a Zapatero y su gobierno. Es el Gobierno de España, según nuestros próceres locales, el responsable de que una entidad privada de ámbito mundial como la Fundación Europea de Educación Ambiental haya retirado la susodicha bandera.

Miren, esta fundación (http://www.fee-international.org/) ha otorgado este año más de 3.600 banderas azules en todo el mundo, de acuerdo con estrictos criterios de calidad de las playas galardonadas. De ellas, 606 en España, renovando nuestro liderazgo mundial en este ámbito; y de estas, 108 a la Comunidad Valenciana (casi una quinta parte) y 24 a nuestra provincia. Pues bien: el Ayuntamiento de Castellón no se pregunta en qué se ha podido equivocar para haber perdido esa bandera en el Gurugú a fin de corregir la situación y aspirar a recuperarla en 2011; no. Nuestros munícipes se sienten absolutamente irresponsables en este episodio y desvían la responsabilidad al Gobierno de España… el gobierno del país líder mundial en banderas azules. Dicen que esto ha ocurrido porque Zapatero y los socialistas se la tienen jurada a Castellón.

Y, mientras tanto, mientras justifican su incompetencia buscando chivos expiatorios aquí o allá, dejan de hacer lo que deben de hacer, aquello por lo que los ciudadanos y las ciudadanas de Castellón pagan sus sueldos mediante sus impuestos. En fin, más allá de este hecho puntual, es una cantinela tan habitual por estas tierras que alguien debiera decir ¡ya está bien!

Tengo el convencimiento de que así no vamos a ninguna parte. Si cada administración, si cada cargo público no asume la responsabilidad de las competencias que legalmente le corresponden acabaremos perdidos en el lodazal de la incompetencia. Porque, al final, el recurso gratuito y masivo al victimismo acaba por dibujar ante los demás una imagen grotesca de lo que somos. Y, lo que es peor, nos paraliza, nos impide tomar decisiones para mejorarnos, para seguir diferenciándonos en positivo, para seguir proyectando una imagen de futuro competitivo para nuestra tierra.

Hoy, como nunca, la responsabilidad es el valor máximo del servicio público. Sí, también para ser audaces, también para reinventarnos, también para salir reforzados del atolladero de la crisis.

09 junio 2010

El Plan Cospedal

Publicado en Levante de Castelló el 9 de junio de 2010

Leía el otro día en la prensa que la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, había presidido el acto de inauguración de unas instalaciones deportivas en Málaga, junto con el alcalde de la ciudad, el conservador Francisco de la Torre. Más de 2.000.000 de euros ha costado la modernización de ese complejo deportivo; más de dos millones financiados íntegramente con cargo al Fondo Estatal de Inversión Local, el conocido como Plan Zapatero para los ayuntamientos.

Asistía la señora Cospedal a ese acto en la ciudad andaluza el pasado fin de semana, horas después de afirmar que “Zapatero se ha gastado 13.500 millones de euros en que tengamos las mejores aceras de Europa a costa de los pensionistas de este país”. Ya ven, algunos tienen una facilidad pasmosa para repicar y estar en misa. Quien dice que el plan del Gobierno para los ayuntamientos es la causa de nuestras desgracias, no duda en hacerse la foto en la inauguración de una de las miles de obras públicas financiadas con ese mismo plan.

Y se hizo la foto y estuvo allí porque sabe que esos 13.000 millones de euros puestos a disposición de los más de 8.000 ayuntamientos de España por el Gobierno en 2009-2010 eran imprescindibles para generar actividad económica y empleo y modernizar los servicios municipales en los momentos más duros de la crisis. Ni uno sólo de los ayuntamientos españoles ha renunciado a un solo euro de ese plan; ni uno sólo.

Podría haberlo comprobado en la ciudad de Castellón, si desde el Ayuntamiento capitalino, a imitación de sus compañeros malagueños, le hubieran invitado a inaugurar alguno de los muchos proyectos financiados con cargo a los 50 millones de euros (más de 8.000 millones de pesetas en dos años) del Plan Zapatero en la ciudad. Podría haber visitado las tres nuevas escuelas infantiles de que disponen los castellonenses gracias al Fondo Estatal; o la nueva escuela municipal de educación y seguridad vial; o las obras para hacer accesibles a los ciudadanos con movilidad reducida muchas de nuestras aceras; o las actuaciones de mejora de la red de abastecimiento de aguas y de saneamiento de la Marjalería; o las nuevas instalaciones deportivas en la Gran Vía y en San Agustín y San Marcos... Podría haber sido informada también de los nuevos proyectos para este año, como el vivero de empresas que se está construyendo en la Ciudad del Transporte, o la mejora de los centros cívicos municipales, o el nuevo sistema de telecomunicaciones de emergencias… y tantos otros proyectos financiados por el Gobierno de España a través del llamado Plan Zapatero.

En la ciudad de Castellón, como en el resto de municipios de la provincia. 165 millones de euros invertidos por el Gobierno que han sido gestionados íntegramente por nuestras corporaciones locales. Han invertido ese dinero en aquello que han considerado oportuno. Les aseguro, con total certeza, que no he escuchado de ningún alcalde la más mínima queja respecto de esos fondos. Porque han sido puestos a su disposición para que los destinen a lo que consideren necesario para sus municipios, con absoluta autonomía; porque han ingresado ese dinero de forma inmediata; porque han podido contratar a empresas de su entorno y no generarles el más mínimo endeudamiento; porque han creado empleo en sus pueblos y ciudades; y porque han podido impulsar proyectos de modernización y sostenibilidad que hubiera sido imposible poner en marcha sin este plan.

María Dolores de Cospedal está en lo suyo. Generar inseguridad, provocar desconcierto, propiciar descrédito para conseguir rédito electoral. Esos 13.000 millones han permitido a miles de empresas de nuestro país subsistir y crear empleo para unos 700.000 compatriotas. Nuestro Gobierno, de acuerdo con lo establecido en las reuniones de los 20 mayores países del mundo y de la Unión Europa, hizo lo que debía de hacer: movilizar todos los recursos posibles para preservar la actividad económica en tiempos de depresión. Los fondos de financiación municipal de 2009 y 2010 son parte de esa estrategia.

Prueba evidente de que el Plan Zapatero abría un camino necesario para la inyección de recursos públicos en la economía es que meses después de comenzar su aplicación el Consell de la Generalitat puso en marcha el llamado Plan Confianza, la versión valenciana del Fondo Estatal.

Tal vez el populismo rampante prefiera hundir al país que contribuir a recuperar la prosperidad. Tal vez, tal vez. Pero sus dirigentes saben que mienten. Que vuelven a mentir. Como lo han hecho en tantos otros temas esenciales para nuestro futuro de convivencia y libertad. Pero aunque lo pretendan, aunque ese sea su plan, no podrán engañar a todos.