18 junio 2018

El estado de la provincia de #Castelló en 2018

Intervención en el pleno de la Diputació de Castelló el 14 de junio de 2018 con motivo del debate sobre el estado de la provincia.


Buenos días señor presidente, compañeras y compañeros de corporación, ciudadanos y ciudadanas...

Durante años el Grupo Provincial Socialista reclamó en esta sala de plenos la celebración de este debate. Creíamos necesario que la presidencia de esta institución rindiera cuentas ante la ciudadanía periódicamente, especialmente en un tiempo en que no era costumbre hacerlo. Y lo hicimos, en todo momento, poniéndolo en relación con la convocatoria de un foro de alcaldes y alcaldesas que permitiera confrontar, debatir y acordar propuestas y políticas entre los representantes de nuestros municipios y la corporación provincial. Debate y foro conformaban un núcleo argumental indisociable. 

Lo hacíamos así porque estamos convencidos de que la legitimidad de esta institución es una legitimidad derivada. Somos diputados, todas y todos, nosotros en la oposición y ustedes en el grupo de gobierno, porque somos concejalas y concejales en nuestros respectivos municipios. Para ello concurrimos a las elecciones y para eso nos votaron nuestros conciudadanos. Y de ahí deriva la legitimidad de cada una y cada uno de nosotros y de esta institución y sus órganos de gobierno. Esa convicción es la que define nuestro modelo de diputación. Ya sabemos cuánto les gusta a ustedes hablar de "presidente provincial", de "gobierno de la provincia" o  de "parlamento provincial". Y de su secular pretensión de situar la diputación por encima de los ayuntamientos. En eso, lo saben bien, no nos van a encontrar; para los socialistas de Castelló esta institución tiene sentido si se piensa en ella como un espacio de concertación de políticas, codecisión de medidas y colaboración administrativa entre los 135 municipios que dan vida a nuestro territorio. 

Miren, la diputación no es el actor provincial; es uno más de los actores políticos, administrativos, institucionales o económicos que intervienen en la evolución de la sociedad castellonense. Por todo ello proponemos que este debate vaya dejando paso a la cumbre de alcaldesas y alcaldes, convocada anualmente en las semanas anteriores al comienzo de la elaboración de los presupuestos de las distintas administraciones. Y que sirva, realmente, como foro de debate sobre la situación de nuestras comarcas.

Dicho lo anterior, permítame señor presidente reconocer el cambio significativo en las formas y en el ejercicio de la acción política e institucional de esta casa durante su presidencia. Es incuestionable, señor Moliner. Y no dudamos de su contribución personal a esta evolución. Otras formas de entender las relaciones políticas y el papel de la diputación. Otras actitudes que se hicieron más evidentes a medida que fue deshaciéndose de los restos del fabrismo más rancio, unas veces por voluntad propia y otras por prescripción judicial. Sabemos, señor Moliner, que entre usted y el señor Barrachina, por ejemplo, hay diferencias notables. Aunque fuera sólo en el ámbito de los gestos.

Quizás sea el Plan 135 el fruto más convincente de ese cambio de actitud, que sinceramente esperamos perdure en el tiempo. Empezamos este mandato, en 2015, reclamando más transparencia, menos arbitrariedad, más eficiencia y menos partidismo. Así se lo exigió el alcalde de Vila-real y anterior portavoz socialista en esta Diputación, José Benlloch, en el último debate de este tipo celebrado en 2016. Y en reiteradas ocasiones. Hoy constatamos que hemos avanzado en el sentido adecuado, dejando menos espacios al sectarismo, simplificando el laberinto de subvenciones que tanto estrés generaba a nuestros ayuntamientos, fijando criterios que faciliten la libre concurrencia... Por eso avalamos con nuestro voto el Plan 135. Aunque para nada signifique esto un cheque en blanco a sus políticas, señor Moliner. Hemos presentado en estos casi tres años 87 mociones y enmiendas en el Pleno.


Creemos que no han hecho muchas cosas como debieran haberlas hecho. Una de las más grave ha sido su renuncia a trasladar al gobierno del M. Rajoy la urgencia de muchos de nuestros problemas. Renuncia desde la Diputación y renuncia desde su partido, del que hay que recordar que usted fue presidente provincial entre 2011 y 2017. Simplemente, no han sido interlocutores válidos para otras administraciones , ni siquiera para aquella que han gobernado hasta hace unos días. Para nosotros, tal vez una de sus mayores irresposabilidades ha sido permitirle al gobierno popularista de España la desactivación de la ley para el desarrollo sostenible del medio rural (45/2007, de 13.12.1997).

Porque es esa una ley vital para nuestro territorio que ustedes se encargaron de desdibujar desde el primer momento. Miren, el Instituto Nacional de Estadística advierte en sus últimos estudios que nuestra provincia será en las próximas décadas la que pierda más porcentaje de población de entre todas las que conforman el arco mediterráneo español, con una diferencia significativa. Estamos hablando de que seremos la única provincia mediterránea con pérdidas similares, en cifras relativas, a Huesca, Albacete o Pontevedra, por citar sólo algunos ejemplos.

Lo saben, lo sabemos todos: la mayor parte de nuestro territorio está en grave riesgo de despoblación. Ese es, o debería ser, el argumento esencial de las políticas puestas en marcha desde aquí. La acción permanente contra la despoblación. Ahí nos lo jugamos todo, señor Moliner. La ciudadanía ha de saber que desde 2011 los municipios de las comarcas del interior han perdido casi 15.000 habitantes, más del 13 por ciento de la población. Muy por encima del retroceso demográfico provocado por la crisis en el conjunto de la provincia. En estos últimos siete años los municipios con menos de 1.000 habitantes han pasado de 80 a 89 y los que tienen menos de 100 lo han hecho de 13 a 17. 

Una mirada rápida a las estadísticas demográficas de los últimos 30 años nos advierte que Suera ha perdido un ocho por ciento de su población, Morella un 13 por ciento, Ludiente ha perdido un 32 por ciento, Culla un 40 por ciento...

No cuestionamos su sinceridad cuando dicen coincidir con nosotros al ver en la despoblación el principal reto que tiene planteado Castelló. Pero siguen teniendo una visión parcial, sectorial y desagregada de las políticas para afrontarla. Llaman Repoblem a un cajón de sastre en el que meten cualquier programa, proyecto, subvención o convenio que pueda llegar a un pueblo del interior de la provincia. No creemos en ese cajón de sastre, señor Moliner; no queremos el mucho ruido y las pocas nueces de su Repoblem

Para este grupo la lucha contra la despoblación exige de la planificación de políticas transversales con programas específicos para abordar cada una de las caras que proyecta cuestión tan compleja. Una lucha que convoca a todas las administraciones a cooperar con lealtad y convicción colaborativa. Trabajar con los ayuntamientos a través del foro de municipios de interior puesto en marcha por la FVMP. Y con la Generalitat, participando activamente en la Agència Valenciana Antidespoblament - AVANT. 

Planificar y colaborar. Imprescindible para nosotros. Por eso venimos insistiendo, una y otra vez, en un plan provincial de carreteras, en un plan para el aprovechamiento de la biomasa, en un plan para la gestión de purines, en un plan para la teleasistencia, en un plan de implantación y mejora de la fibra óptica...  

Decía más arriba que no supieron explicar a los suyos en el Gobierno de España que muchas de sus decisiones atentaban plenamente contra los intereses de la mayor parte de nuestro territorio. Y si lo hicieron es evidente que no fueron atendidos. Sólo con tres leyes, la de estabilidad presupuestaria (2/2012, de 27 de abril), la de racionalización y sostenibilidad de la administración local (27/2013, de 27 de diciembre) y la de contratos del sector público (9/2017, de 8 de noviembre), han provocado tal colapso en los ayuntamientos de los pequeños municipios que en muchos casos aguantan milagrosamente. Y eso ha ocurrido sin que la Diputación haya reforzado los servicios de OFISAM en el territorio o del resto de servicios de asistencia técnica. Aún recuerdo, señor Moliner, a su vicepresidente Barrachina en la sesión inaugural de este mandato diciendo aquello de que habían cerrado el círculo de virtud haciendo más y mejor con menos recursos. A usted también se lo he escuchado. Digan la verdad, señor presidente. Dispusieron de los recursos que sus jefes les impusieron y con esos recursos difícilmente han podido atender las necesidades de los ayuntamientos que necesitaban de su ayuda. Y no lo digo yo, que pudiera parecer parte interesada. Lo ha dicho hace unas semanas el tesorero de esta casa en su Informe a la cuenta de Recaudación: "el servicio de Recaudación, a pesar de los buenos resultados obtenidos, se encuentra con una clara necesidad de personal tanto técnico como auxiliar administrativo".

Dé gracias a los magníficos profesionales que trabajan aquí, señor presidente. Sin ellos, tenga la certeza, muchos de los servicios que presta la Diputación a los ayuntamientos serían inviables. No han podido evitar, sin embargo, la enquistación de un buen número de asuntos problemáticos que vienen de lejos y que simbolizan la continuidad de viejos vicios que anidaron entre estas paredes durante décadas. Aquellos fantasmas del pasado que uno cree confinados en el cuarto oscuro y que de tanto en tanto vuelven a asomarse. Vea, si no, el tema de los purines, o el de la gestión de las plagas, o el de la piscina provincial.

Mire hasta qué punto el despropósito de la piscina es un elemento de continuidad que han presupuestado para la campaña de comunicación de su reapertura casi 60.000 euros. ¿Sabe cuánto es esto, señor Moliner? Pues mire, el equivalente al presupuesto de ocho unidades Respira o de cinco becas de un año para graduados.

Y es que, señor presidente, les pierde su obsesión por copar los medios de comunicación. Les pirra esa sensación de poder, tenerla y transmitirla. Más de 6,5 M€ se habrán gastado en publicidad y propaganda cuando termine este año en el bienio 2017-2018. Mucho, señor Moliner. Mucho dinero, tanto como diez planes de empleo similares al previsto por la Diputación para 2018; o siete años de unidades Respira para los 124 municipios con menos de 10.000. 

Uno debería pensar que nadie puede quedar al margen de las mil y una campañas que ustedes encargan. Y que entre bombo y bombo algún hueco habrá para explicar a la ciudadanía qué hacemos, qué servicios prestamos, qué subvenciones tramitamos... Y va y resulta que la encuesta provincial que ustedes encargaron hace unos meses nos dice que el 70 por ciento de los encuestados estaban poco o nada informados de lo que hace esta institución. ¡El 70 por ciento, señor presidente, 7 de cada 10! ¿Cuál es la finalidad de ese gasto? ¿Informar a la ciudadanía o satisfacer la demanda de las empresas del sector? ¿Se trata de informar sobre lo que se hace o de influir en cómo se informa?

Señor presidente, acabo ya. Castellón está hoy mejor que en 2016 y mucho mejor que en 2014, cuando se celebrara el primer debate sobre el estado de la provincia. Está mejor porque la evolución de la economía global ha dejado atrás la más grave crisis desde la segunda guerra mundial. Y está mejor, también, porque la concurrencia de las políticas impulsadas por los ayuntamientos del cambio (que hoy gobiernan sobre el 80 por ciento de la población provincial) y el Consell del Botànic han abierto nuevos espacios para la dignidad, la decencia y el futuro en nuestra tierra. Contribuyan decididamente, contribuyamos desde esta Diputación a propiciar un clima de colaboración institucional sincero con la Generalitat y los ayuntamientos. Hágalo y no caiga en la trampa de quienes en su partido están cargando los mosquetones con V de venganza.