Publicado en Levante de Castelló el 20 de febrero de 2018
“Estoy más preparado que nunca para ser presidente de la Generalitat Valenciana o del Gobierno. Es que mi bagaje es impresionante.” Así hablaba de sí mismo Francisco Camps en una entrevista a Telva en abril de 2012, nueve meses después de su dimisión como presidente de la Generalitat por su vinculación con el clan de la Gürtel y sus derivaciones en la Comunitat Valenciana.
Hacía ya mucho tiempo que Camps había perdido el rumbo de la razón y del sentido común. También de la decencia política y de la dignidad institucional. Hoy quienes fueron sus lugartenientes al frente del Partido Popular valenciano durante tantos años dicen de él que estaba en la cúspide del entramado mafioso que está siendo juzgado en la Audiencia Nacional. Era, no en vano, el “amiguito del alma” de Álvaro Pérez El Bigotes, delegado comercial de Francisco Correa en la Comunitat.
Cotino, Fabra, Rus, Costa, Barberá, Castedo, Campos, Blasco, Castellano… Con ellos, y con otros como ellos, por acción o por omisión, convirtió nuestro país en tierra de saqueo. Y a su partido en una organización infestada, presuntamente, por la corrupción. Y lo que es peor: arruinó la reputación de la Comunitat (nuestra marca país) y de la Generalitat (nuestras instituciones de autogobierno) hasta la náusea.
Por todo ello y por lo mucho que sabemos sobre la forma de entender y practicar la política por parte de Camps y los suyos, el expresidente debe abandonar la vida institucional. No puede continuar ni un minuto más en el Consell Jurídic Consultiu de la Generalitat, el órgano consultivo supremo del Consell y de las administraciones valencianas, al que pertenece por su condición de antiguo President. Porque, más allá de previsiones legales, es cuestión de sensibilidad y convicción democráticas.
Así lo creemos los socialistas, con toda firmeza. Y por ello hemos presentado una moción ante el pleno de la Diputación de Castelló, que compartimos con los grupos de Compromís, Castelló en Moviment y Ciudadanos, exigiendo la renuncia de Francisco Camps. A la que debería sumarse el grupo Popular con el presidente Moliner a la cabeza. No quieren, y seguramente no lo van a hacer. No lo hicieron tampoco en Les Corts ni en los muchos ayuntamientos en los que se está votando también esta petición. Lamentable, que a estas alturas, sigan siendo incapaces de romper con pasado tan nefasto.