16 agosto 2021

#Afganistán: la guerra era un fin en sí misma

El restablecimiento del régimen de terror misógino y homófobo talibán en #Afganistán cierra, 20 años después, un círculo de mentiras, soberbia, errores, drama y dolor que pone a Occidente ante el espejo de la Historia. La llamaron Operación Libertad Duradera y dijeron que traería un mundo más seguro y más democrático. Eso fue en 2001, en las semanas que siguieron al atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York. Después llegaría Irak, Guantánamo, Atocha, Siria, el ISIS... Y cientos de miles de millones de dólares para empresas contratistas de armamento, seguridad, infraestructuras, construcción... Hoy el integrismo islamista talibán vuelve a empoderarse en Kabul. 150.000 muertos y más de 1,2 millones de personas desplazadas después. El Medio Oriente es mucho más inestable que hace 20 años y los argumentos para el odio contra Occidente no han dejado de crecer y de dar vuelo a los señores de la guerra y del terror. Desastre militar, desastre humanitario, desastre político, desastre cultural, desastre para las mujeres. Tal vez porque esa guerra no fue nunca un camino para construir paz alguna. Era un fin en sí misma.

David Elmore. A woman with her brother are busy drawing water from a local river. Afghanistan Matters. Consulta: 16.08.2021. <https://www.flickr.com/photos/afgmatters/4496676004/>. Compartida con licencia CC BY 2.0. Via: Wikimedia Commons 


10 agosto 2021

Instalados en la crisis climática

La ONU, a través del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), el grupo de expertos que analiza desde hace décadas el cambio climático, advierte por enésima vez: o cambiamos nuestro modelo de vida de forma programada ya y sin dilación o la crisis climática a la que hemos conducido a nuestro planeta nos cambiará la vida de forma traumática y sin contemplaciones. En este tiempo en el que tanto oímos hablar de la evidencia científica y la autoridad de la ciencia remueve las tripas observar con cuánta displicencia, cuando no desprecio, hemos venido actuando desde los gobiernos y también desde la ciudadanía hacia las advertencias de los organismos internacionales y la comunidad científica. Vemos, mayoritariamente, que el cambio está afectando ya a nuestras vidas pero, también mayoritariamente, nos instalamos en esa comodidad hipócrita de esperar a que sean otros los que actúen para aminorar la crisis. Y cuando otros hacen, si nos afecta en nuestro patrimonio, en nuestro empleo o en nuestras aspiraciones personales, lo descalificamos rutinariamente. Lo sabemos con certeza: la crisis del coronavirus es nada en comparación con la crisis climática en la que, cada vez con menos posibilidades de escapar, nos estamos adentrando. O cambiamos o nos cambiará irreversiblemente.



29 julio 2021

Horizonte de sucesos y agujeros negros de la información

El horizonte de sucesos es el espacio de no retorno en el área de influencia de un agujero negro. A partir de ahí no hay posibilidad de escapar a la gravedad masiva que todo lo engulle. Ni siquiera la luz puede hacerlo. Algo similar viene ocurriendo con los agujeros negros de la desinformación que acaban por atrapar verdades como puños para desintegrarlas y hacer imposible su recomposición. Agujeros formados por la acumulación masiva de intereses alineados en la construcción de mundos paralelos basados en falacias. Pero para que esos interesen prosperen y su capacidad destructiva sea realmente eficaz es imprescindible la legión de transmisores que, voluntaria o involuntariamente, replican los mensajes y argumentos falsarios. Antes de compartir, piénsatelo. Enrique Dans, Los tortuosos caminos de la desinformación: "La tecnología siempre ha tenido una característica: hace descender rápidamente las barreras de entrada a su uso. Las mismas técnicas de gestión de microinfluencers utilizadas durante años, ahora se aplican a la difusión de campañas de desinformación. Ahora, simplemente, muchos de los que participan en ellas creen que están salvando el mundo y difundiendo ideas que todos sus amigos deberían conocer, cuando en realidad son simplemente el tonto que no cobra. Cuando reenvíes mensajes, plantéate si de verdad sabes lo que estás reenviando, si lo has podido verificar de manera fehaciente dejando al margen tus sesgos personales, y sobre todo, si realmente vale la pena."

Event Horizon Telescope. Black hole - Messier 87. Wikimedia Commons. Consulta: 16.07.2021. <https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Black_hole_-_Messier_87.jpg>. Compartido con licencia CC BY 4.0


27 julio 2021

Empleo público y Estado inteligente

El Gobierno ha aprobado hoy la mayor oferta de empleo público de la historia, cerca de 30.500 plazas. Entre 2020 y 2021 la Administración General del Estado habrá ofertado casi 60.000 empleos, a los que hay que sumar varios miles más promovidos por las administraciones autonómicas. Es una buena noticia si indica el camino a seguir en años próximos que, necesariamente, ha de apuntar al reforzamiento del empleo público. No hay que olvidar los déficits acumulados a raíz de la crisis de 2008, tanto por la disminución masiva de convocatorias como por la no reposición de las plazas vacantes generadas por la jubilación de las cohortes de personal incorporadas a las administraciones españolas tras la restauración democrática. El empleo público debe tener un único fin: la materialización y mejora de los servicios que el Estado presta a la sociedad. Las políticas públicas esenciales, las que garantizan la seguridad pública y la gestión de emergencias, las políticas de igualación social (educación, sanidad, dependencia, rescate, pensiones), las que preservan los derechos políticos, sociales y civiles (justicia) y las que promueven un nuevo modelo de desarrollo sostenible (economía, transición energética, empleo, investigación) precisan de personas que piensen en personas, que las cuiden, que las atiendan, que las protejan, que las formen. Eso es imprescindible. Pero también lo es la dotación de plazas que provean al Estado, a lo público, a sus instituciones administrativas y políticas del conocimiento necesario para prever escenarios, identificar riesgos colectivos y diseñar estrategias para afrontar el tiempo de cambio civilizatorio que vivimos preservando la cohesión social. El Estado, todo, sus distintas administraciones, necesita hoy como nunca inteligencia corporativa, gestión colaborativa y medios suficientes para liderar el cambio con audacia. Porque cuando lo público, lo que es y representa a todas y todos queda al margen de las grandes transformaciones sociales y tecnológicas y deja el cambio en manos de las grandes corporaciones pierde la mayoría social.

10 marzo 2021

No es la libertad lo que quieren, es la igualdad la que les perturba

No es la libertad lo que quieren, es la igualdad la que les perturba. Dicen que para ellas y ellos la libertad es sacrosanta, que por ella se baten contra el modelo educativo social-comunista, o contra el estado de alarma, o contra las restricciones frente a la pandemia que tildan de "paternalista". Ya lo decían antes, ¿os acordáis?: "¿quién es la DGT para decir cuánto puedo beber?", bravuconeaba Aznar en 2007 cuando el gobierno de Zapatero endurecía las sanciones contra el consumo de alcohol en la conducción. Les importa un bledo la Libertad, solo hablan, aspiran y luchan por su libertad exclusiva, en minúsculas, la que garantiza privilegios a costa de lo que sea. Porque saben que la verdadera no existe sin igualdad. Y detestan a esta tanto como a aquella. "Adoctrinamiento" es su palabra fetiche: la ley de Educación es adoctrinamiento, las políticas de igualdad son adoctrinamiento, la televisión pública es adoctrinamiento... Siempre que no sean las de ellos, claro. Entonces la doctrina se convierte en libertad. Anteayer el gobierno de Madrid, el de España en España, prohibía a la ministra de Igualdad del gobierno legítimo y constitucional de España acudir a una charla a la que había sido invitada en un colegio público madrileño para hablar de igualdad. Argumentan que es por la libertad, que no quieren que adoctrinen al alumnado. No, lo que no quieren es que se les hable de igualdad. Es el privilegio lo que les importa, no la libertad.

Eugène Delacroix. Le 28 Juillet. La Liberté guidant le peuple. En el dominio público, via Wikimedia Commons


09 marzo 2021

El feminismo es el democratismo esencial

Ayer el 8M de este año pandémico proyectó dos realidades disruptivas. De un lado la confirmación de la fuerza del feminismo en la definición de la agenda pública. De cómo, por acción o por omisión, al lado o enfrente, abrazándolo o repudiándolo, su discurso cataliza buena parte del debate público y privado. Por otro, la evidencia de rupturas crecientes en el propio movimiento. El feminismo es esencialmente un democratismo. Mejor: es el democratismo esencial, el más nuclear, el más radical por focalizar su lucha contra la desigualdad más enraizada en nuestra sociedad. Por eso se nutre de miradas diversas y se enriquece con caminos distintos. Porque son muchos los obstáculos y muy fuertes los enemigos de la igualdad, solo desde el entendimiento de esa multiplicidad de miradas y de su suma consciente y militante cabe imaginar el fin del machismo. Se equivocan, creo, dramáticamente quienes tanto desde el adanismo como desde la reacción que provoca parecen empeñadas en abrir en canal el movimiento feminista desde dentro. No se trata de uniformar lo que natural y necesariamente es diverso pero sí de reforzar lo que converge para seguir progresando en el objetivo vital de la superación del machismo. Pensar que lo mucho conseguido es irreversible o minimizar su valor puede llevar al colapso. Y negar que los cambios radicales del mundo que vivimos deben introducir también nuevos argumentos a la causa común, también. Sólo quienes aborrecen la fuerza democrática del feminismo encontrarán ahí motivos para la satisfacción.