23 mayo 2018

Intervención en #PleCastelló del 23-05-2018: pleno extraordinario sobre la Banda Municipal de #Castelló

Intervención en el Pleno municipal de Castelló el 23 de mayo de 2018 con motivo del debate sobre la la Banda Municipal de música..

Nos convoca hoy aquí un inmenso ejercicio de hipocresía política. La hipocresía de aquellos que a sabiendas hablan de lo que no es. De aquellos que, habiendo tenido responsabilidades de gobierno durante 24 años, decidieron desde el momento primero de este mandato arruinar todo cuanto significa algo, representa algo o identifica en algo a Castelló.

Hipocresía, sí, aderezada de oportunismo. Del oportunismo de quienes, faltos de ideas sobre nuestra ciudad, pretenden hacernos creer que vienen a dignificar la vida pública cuando en realidad están aquí para hacer lo que siempre ha hecho la derecha, teñida de azul o pintada de naranja: perpetuar los privilegios de algunos sobre el interés general.

A unos, hipócritas, y a otros, oportunistas, les une aquí la búsqueda de réditos partidarios. No es la Banda Municipal, ni su dirección, ni este o aquel proceso selectivo. No, lo que les une es minar la credibilidad del gobierno del Pacte del Grau. A costa de lo que sea... les da igual, absolutamente igual. Para ustedes todo es puro atrezzo, la utilería necesaria para vestir su gran farsa.

Me avergüenza créanme estar hoy aquí hablando de lo que estamos hablando. Me avergüenza y me escandaliza, señor Pérez, señor Vidal, como ciudadano, como político y como castellonense. Ustedes han venido a decir aquí hoy que nuestro criterio para la selección del director de la banda de música municipal es un procedimiento tramposo, una farsa para hurtar esa posibilidad al actual director y abrírsela a otro o a otra que atienda a nuestros intereses. Eso es esencialmente lo que ustedes nos están diciendo.

Usted, señor Pérez, ha hecho de esto una cuestión personal para defender sabrá usted qué intereses y, al tiempo, minar al gobierno municipal. Una cuestión suya y, desde el momento en que solicitaron la convocatoria de este pleno extraordinario, una cuestión también de la señora Carrasco. Carrasco y Pérez, cada vez lo entiendo mejor señor Moliner. Ya ve, está en el signo de estos tiempos del low-cost. Y señor Vidal, usted sabrá disculpar que no entre en detalles, pero lo suyo es mero seguidismo.

Miren, a comienzos de 2012, el 6 de febrero, el maestro Francisco Signes se jubiló tras casi 30 años en la dirección de nuestra Banda. Ese mismo día un decreto del concejal delegado de Recursos Humanos, señor Pérez Macián, nombraba director a José Vicente Ramón Segarra, hasta entonces subdirector de la Banda. El nombramiento se hacía mediante comisión de servicios en esa plaza, correspondiente al grupo A1.

Habrían de pasar más de tres años hasta que el 24 de febrero de 2015 la sección de Recursos Humanos remitiera a la junta de personal las bases específicas rectoras para la provisión en propiedad, mediante concurso-oposición, por promoción interna de la plaza de director de la Banda. Tres años, señor Pérez, y muchos más desde que se creara la expectativa de la sucesión.

El 21 de mayo de 2015, en la misma semana en que se iban a celebrar las últimas elecciones municipales, un nuevo decreto del señor Pérez daba por aprobadas las bases, que se publicarían en el Boletín Oficial de la Provincia el 2 de junio. Se publicaron las bases, no la convocatoria. Y en ellas se establecía que podían presentarse funcionarios o funcionarias de carrera de este ayuntamiento, provenientes del grupo A2, músicos de la banda en posesión del título Superior de Música o equivalente, en la especialidad de Dirección de Orquesta. Sea por lo que fuera, no voy a entrar en valoraciones, ese mismo día el propio José Vicente Ramón declaró al diario Mediterráneo que las bases eran un mero "formulismo" para que su dirección al frente de la banda fuera definitiva. "Vía libre para 'blindar' a José Vicente Ramón", titulaba el periódico en su edición del 3 de junio, sin que nadie considerara oportuno desmentir esa información.

Ustedes, señor Pérez, señora Carrasco, señores Moliner y Sales, formaban parte de aquel gobierno. Y decidieron, con plena legitimidad, cubrir la plaza de director mediante un proceso restringido que limitaba el acceso a personas muy concretas de la plantilla municipal. Lo hicieron, debo creer, porque imaginaban ustedes que esa era la mejor manera de defender los intereses de la banda y de Castelló. La misma legitimidad que asistió a este gobierno desde junio de 2015 a buscar una alternativa abierta a la concurrencia, que no vetara a nadie y que diera oportunidad a todos aquellos que desearan sellar su compromiso con la música y con nuestra ciudad desde la dirección de la Banda Municipal.

Por ello paralizamos el proceso selectivo que apenas habían puesto en marcha ustedes un par de semanas antes de dejar la alcaldía. Y comenzamos a analizar desde las concejalías de Cultura y Gestión Municipal la situación que vivía la Banda, a valorar la conflictividad derivada de tiempo atrás y la que comenzaba a manifestarse con sorprendente virulencia, a estudiar reivindicaciones laborales,... Debatimos, también, sobre cuál era el mejor de los procedimientos para dar acceso a la dirección con las máximas garantías artísticas y profesionales.

A principios de 2017 comunicamos al director, que continuaba en comisión de servicios cinco años después de su nombramiento, que íbamos a emprender el camino administrativo para la preparación de unas nuevas bases para la provisión de la plaza mediante oposición libre, el más habitual entre los sistemas de acceso a la función pública. Un concurso-oposición, más bien, que permitiera valorar y sumar méritos y experiencia a las puntuaciones obtenidas en los distintos exámenes.

En su despacho del Palau de la Festa, sentados la concejala Ruiz y yo mismo a la mesa del señor Ramón, le transmitimos esa circunstancia, aun sin conocer en qué términos concretos se redactarían tales bases, ni qué temario llevarían, ni cómo se iba a valorar el currículo de cada aspirante. Allí nos dijo, frente a nuestra insistencia en sentido contrario, que no se iba a presentar a la oposición porque entendía que ya había acreditado suficientemente su capacidad para ocupar el puesto y que no tenía por qué someterse a la evaluación de nadie. No podía saber entonces, como no sabíamos nosotros, aquellos aspectos de la convocatoria que, según dijo este funcionario en rueda de prensa, le llevaron a no presentarse. Ya nos advirtió entonces que haría todo lo que estuviera en su mano para que estas oposiciones no se celebraran. Volvió a hacerlo, unas semanas después, en la cuarta planta del Palacio Municipal.

Continuamos trabajando, en las bases, por un lado, y en garantizar un clima de convivencia y bienestar laboral razonable en el seno de la banda, por otro. Como ya habían hecho ustedes entre 2012 y 2015 promovimos varios expedientes disciplinarios ante situaciones que consideramos inaceptables. Impulsamos también, en varias ocasiones, el protocolo ante situaciones de acoso en el seno del comité de Seguridad y Salud. Con los técnicos de prevención de riesgos laborales y de recursos humanos, y siguiendo las recomendaciones del comité, diseñamos una estrategia que basa su actuación en la redacción de un reglamento interno, el estudio y la mejora del clima laboral y la prestación de apoyo psicológico personalizado para determinados casos.

En abril de 2017 llevamos a la mesa general de negociación las bases específicas para cubrir en propiedad y mediante concurso-oposición libre la plaza en cuestión. Un paso obligado pero no vinculante que manifestó el rechazo sindical y de la oposición política a la propuesta. No obstante, convencidos como estábamos de que la mejor de las opciones para los intereses de la banda y de la ciudad era el concurso-oposición por turno libre seguimos el procedimiento que culminó con la aprobación definitiva de las bases por la Junta de Gobierno Local el 20 de octubre de 2017. El 15 de febrero de este año se publicaron las bases en el Diari Oficial de la Comunitat Valenciana y un mes más tarde la convocatoria en el Boletín Oficial del Estado.

A partir de ahí comienza un cúmulo de despropósitos ya conocidos por cualquier ciudadana o ciudadano medianamente informado. La rueda de prensa del director acusándonos de acoso y prevaricación; la campaña de acompañamiento de la derecha; los sucesos gravísimos del 30 de abril en el Auditori... Créanme, despropósitos públicos que ilustran muchos otros que han germinado en el silencio de la oscuridad.

Estos son los hechos y no otros, por más que se empeñen. Saben que es así, lo saben tan bien como nosotros. Lo que ocurre es que les interesaba construir un relato plagado de mentiras y medias verdades. Un relato que alimentara sus argumentos contra este gobierno.

A usted, señor Pérez, me consta, personas honorabilísimas de esta ciudad le han advertido sobre el enorme error que está cometiendo. Sobre el coste humano, profesional y reputacional que para la banda de música de Castelló está teniendo este absurdo. Se lo han dicho hoy y se lo dijeron ayer, hace años, a usted y a otros miembros del gobierno del que usted formó parte. Sabían ustedes, señor Pérez, señora Carrasco, que no estaban haciendo lo mejor para la ciudad y para una institución tan venerada por la ciudadanía. Ustedes, señora Carrasco, señor Pérez, han hecho oídos sordos a consejos de unos y de otros. ¿Por qué, hoy como ayer?

Ustedes no venían hoy aquí a escuchar la verdad. Ni siquiera a contar su verdad. No. Ustedes han querido hacer este pleno para agriar la vida municipal, para dibujar una realidad falsa, para desgastar a este gobierno de progreso al que ustedes, tres años después, siguen negando legitimidad democrática. Hoy es la Banda como ayer fue la Policía Local o el Patronato de Fiestas. Es tan grande su obcecación que, a pesar de que sus propuestas de resolución han sido informadas negativamente por los servicios técnicos de esta casa en el sentido de su inviabilidad, persisten en ellas.

Dejó escrito Guillermo Cabrera Infante que “la política es una de las formas de amnesia”. Yo no lo creo en su literalidad. Pero gente como ustedes, señora Carrasco, señor Pérez, también usted señor Vidal pretenden a diario que la amnesia selectiva borre episodios lamentables como los que nos han hecho vivir a costa de la Banda Municipal. No lo conseguirán. La banda, la nuestra y la suya, la de todas y todos, seguirá sonando, emocionándonos, haciendo más bella la vida en este rincón del Mediterráneo. Y en el fondo, tenue pero persistentemente, pervivirá la memoria de lo que algunos pretendieron hacer con ella.


20 mayo 2018

Desaladoras

Publicado en Levante de Castelló el 20 de mayo de 2018


Hace 10 años Esteban González Pons, el profeta popularista de la política sandía (“verde por fuera y roja por dentro como el corazón”), proclamaba a los cuatro vientos que las desaladoras eran las "centrales nucleares del mar”. A alguno se le oyó decir que el agua de mar desalinizada provocaba “atrofia testicular”. Estábamos entonces en el año primero antes de Gürtel y el PP de Camps (“Paco, siempre estaré detrás de ti, o delante, o a un lado”) no perdía ocasión para incendiar el debate social sobre el agua en el País Valenciano. “Si el PP gana no habrá desaladoras”, repetían una y otra vez el mantra de guerra contra Rodríguez Zapatero y todo aquel que sobreviviera fuera del ecosistema gaviota.

Y todo ello porque el gobierno socialista había decidido en 2004 impulsar una nueva política del agua que contemplaba, entre otras medidas, la construcción de desalinizadoras en la costa mediterránea, dos de ellas en el litoral castellonense, frente a los trasvases entre cuencas comprometidos por Jaume Matas en sus tiempos de ministro con Aznar. No era una oposición, la del campsismo, argumentada científicamente, ni alineada con la estrategia hídrica elaborada por la Agencia Europea del Medio Ambiente. O trasvases o nada, decían, mientras colgaban en los balcones de ayuntamientos, diputaciones y Generalitat pancartas con aquello de Agua para todos.

El caso es que cuando el PSOE llegó al Gobierno en abril de 2004 funcionaban ya en España más de 700 desaladoras que suministraban agua de boca a más de dos millones de ciudadanas y ciudadanos. Algunas de ellas puestas en servicio durante el aznarato. Pero como en tantos otros ámbitos, el mero hecho de que las nuevas instalaciones fueran propuestas, diseñadas y construidas por una administración socialista era suficiente argumento para que la derecha se opusiera de raíz a ellas.

Hoy, seis o siete años después de culminada la construcción de las desaladoras de Cabanes-Oropesa y Moncofa-Xilxes en nuestra provincia, el gobierno de Rajoy ha hecho muy poca cosa para ponerlas en marcha, por no decir nada. Los más de 30 hectómetros cúbicos que se incorporarían anualmente a nuestro sistema hídrico, procedentes de las dos instalaciones, para regar nuestros campos siguen en el mar. Y corremos el riesgo de que el año que viene el Estado tenga que devolver las cuantiosas subvenciones dadas en su momento por la Comisión Europea para el programa Agua por la falta de compromiso del actual Gobierno de España con esas políticas y con las desaladoras construidas a su amparo en tiempos de Zapatero. Europa ya lo ha advertido: o funcionan las desaladoras de Castelló o se devuelven los 50 millones de euros que Bruselas nos transfirió para hacerlas. Claro, clarísimo. Tan claro como que cíclicamente la sequía vuelve a llamar a nuestra puerta.

Dicen que resulta muy cara su explotación. Y que la repercusión del coste sobre el consumidor es inasumible. Y lo es también, y muy onerosamente, para los ayuntamientos que firmaron con Acuamed unas condiciones de acuerdo con una previsión de crecimiento urbanístico que la crisis hizo añicos. Haga, pues, el Gobierno lo que deba. Busque las fórmulas más adecuadas para que ese recurso esencial para el desarrollo de nuestras comarcas entre en servicio ya. No es de recibo que este gobierno rescatador de grandes bancos y constructoras no encuentre recursos para el agua que necesitamos.