Han pasado ya tantos años, tanto, tanto que a uno le parece haberlo vivido en otra vida. El 19 de agosto de 1990 se inició el golpe de Estado que acabó con la Unión Soviética. Un golpe involucionista fallido que acabó de facto con Gorbachov y abrió el paso a Boris Yeltsin. Fue el final de la agonía de la Perestroika que había fascinado al mundo en la segunda mitad de los 80s; el fracaso del último intento de apertura del modelo comunista soviético. Y el inicio de una transición alocada al capitalismo que condujo a la Rusia actual. He sentido siempre gran aprecio intelectual, politico y humano por Mijaíl Gorbachov y seguí con atención su recorrido al frente de la URSS y después. Compré durante aquellos años cuanto se publicaba y estaba a mi alcance sobre esa aventura que resultó, a la postre, fallida. Aún mantengo en la memoria aquellas imágenes de Yeltsin humillando al aún su presidente al día siguiente de abortar este golpe. Y otra, más grata, viendo a Gorbachov y a Raisa llegar al Palau de la Generalitat con Joan Lerma en la puerta del patio gótico a su encuentro durante su visita a España en aquellos años. Allí estábamos unos cuantos.
19 agosto 2015
06 agosto 2015
Emergencias
Publicado en CSN el 6 de agosto de 2015
#PerCastelló - El pasado fin de semana vivimos en Castelló un episodio meteorológico anómalo en plena canícula estival. La concurrencia de intensas lluvias con vientos fortísimos que provocaron cuantiosos daños en el patrimonio público, especialmente en lo que refiere a árboles, vallas publicitarias y equipamiento urbano. Varios pasos subterráneos permanecieron cortados durante horas y el Pinar tuvo que ser cerrado al acceso público ante la amenaza constatada por los técnicos de caídas de ramas y árboles. Y, lo más importante, generó preocupación entre la ciudadanía ante la virulencia del viento, que llegó a alcanzar los 137 kilómetros por hora.
La situación obligó a los servicios de emergencias municipales a intensificar sus esfuerzos para, primero, aminorar el impacto de la tormenta y, después, restablecer paulatinamente la normalidad. Su profesionalidad y sentido del servicio público fue decisiva para recuperar el pulso ciudadano. Así debe ser reconocido por la corporación y por la sociedad castellonense.
Tenemos, no obstante, mucho camino por recorrer si queremos definir una estrategia de respuesta ante emergencias propia de una ciudad de nuestro tiempo. El gobierno municipal está decidido a impulsar los pasos precisos para dar más y mejor seguridad a la ciudadanía. Por eso anunciamos el pasado jueves, casualmente 24 horas antes del estallido de la tormenta y un mes y medio después de asumir Amparo Marco la alcaldía, que íbamos a poner en marcha un plan integral de emergencias de la ciudad. Un plan que habrá de contemplar los riesgos potenciales a que nos enfrentamos y diseñar las respuestas adecuadas para minimizarlos. Saber qué hacer en cada circunstancia, qué recursos movilizar y cómo, qué procesos de toma de decisiones adoptar.
Estas son políticas de ciudad que tienen como único objetivo el bien común, el interés general. Queremos contar, por ello, con todas y todos aquellos que puedan aportar ideas, sumar talento, anudar experiencia. Un plan colaborativo que permita activar la inteligencia colectiva en una cuestión tan esencial para la ciudadanía como es la seguridad.
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