Los catalanes y las catalanas han votado este domingo la composición de su parlamento. Lo han hecho por decimoprimera vez desde el restablecimiento de la democracia en España. Junts pel Sí ha ganado, pero CDC y ERC suman menos juntos de lo que sumaron hace tres años separados. Ciutadans crece notablemente y se convierte en la segunda fuerza autonómica. El PSC baja pero mantiene posiciones que negaban las encuestas. La CUP sube con fuerza pero a costa de dinamitar la alianza de Iniciativa y Podemos. Y el PP pierde la mitad de sus votos en Cataluña. En clave plebiscitaria, el país está dividido en dos mitades respecto de la independencia. En clave electoral, que es de lo que se trataba, Más tiene muy difícil seguir gobernando. Y sin él al frente habrá que ver cómo se comporta el bloque soberanista. Todo muy complicado. Especialmente después de lo dicho por algunos y su gente en las valoraciones de los resultados. Mañana el problema catalán seguirá siendo el problema español. Si persiste el enrocamiento de unos y otros Cataluña seguirá perdiendo energías políticas y sociales sin cuenta; también España. Ninguna explicación simplificadora y unidimensional ayudará a salir del atolladero.
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