Publicado en Mediterráneo el 4 de enero de 2018
Durante el último pleno municipal del año, aprobamos, con los votos de PSPV, Compromís y Castelló en Moviment, las ordenanzas fiscales del Ayuntamiento de Castellón para el 2018. La nueva normativa va a permitir rebajar la presión de la fiscalidad municipal a la inmensa mayoría de las y los contribuyentes.
El impuesto sobre los bienes e inmuebles, el IBI, reducirá la recaudación en torno a 1,3 millones de euros por la rebaja de los valores catastrales solicitada por el gobierno municipal al Ministerio de Hacienda y por la disminución del tipo de gravamen en más de siete puntos al IBI urbano y en cerca del 25% al IBI rústico. Además, se van a incrementar de forma muy notable las bonificaciones al IBI social, cultural y medioambiental hasta situarlas en el máximo permitido por la ley.
Se reducirá, también, el gravamen del impuesto a las construcciones y obras (ICIO) y se congelará la tasa de basuras, a pesar de la subida de los costes que asumirá el consistorio.
Insiste la derecha en el mantra de la subida de impuestos de este gobierno. Insiste de forma torticera a sabiendas de que esa afirmación responde más a su voluntad de desgastar al gobierno municipal que a una argumentación certera sobre la realidad. La inmensa mayoría de los contribuyentes a la hacienda municipal va a notar una rebaja en la presión fiscal; esto es así, le guste o no le guste a la oposición.
Tan solo los 251 inmuebles ubicados en el puerto verán incrementarse el IBI durante 2018, la mayor parte de ellos por debajo de los 25 euros. Es bueno que sepa la ciudadanía que de las 18 ciudades españolas con puertos de interés general solo cuatro tienen un IBI portuario por debajo del nuestro. Quieran o no, seguiremos trabajando por una fiscalidad más justa y equitativa.
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