13 mayo 2008

Discurso con motivo del 164 aniversario de la fundación de la Guardia Civil

Rememorar hoy la creación, hace 164 años, de la Guardia Civil supone reconocer el sacrificio y la entrega de miles de hombres y mujeres que durante este tiempo han luchado por garantizar más y mejor seguridad a los españoles. Es reforzar el compromiso del Instituto con la ciudadanía, reafirmar su voluntad indeleble de servicio público esencial a disposición de nuestra sociedad.

El siglo XIX fue difícil, José Manuel. No más que otros, bien es cierto. Lo fue también el anterior y el que le siguió. Y lo es el que vivimos para muchos hombres y mujeres. La historia de la Humanidad es compleja; y no lo es menos la de la gente que vivimos, sentimos y trabajamos en este espacio privilegiado de la Europa mediterránea.

La Guardia Civil nació para salvaguardar el orden en una España que recién había vivido la revolución burguesa y que estaba alumbrando las instituciones liberales. Y pronto os convertisteis en piedra angular en la construcción del nuevo Estado. En menos de 10 años los efectivos pasaron de 3.200 a más de 10.000 hombres desplegados por todo el territorio español peninsular.

Las comarcas de Castellón os vieron llegar en diciembre de 1844. Sot de Ferrer y Forcall fueron los primeros municipios que conocieron de la presencia de la Guardia Civil. Y pronto se establecería el mando provincial en Castellón de la Plana.

Vuestra misión esencial fue contribuir a articular una realidad política e institucional nueva. Consolidar el modelo de Estado surgido de las convulsiones de la primera mitad del XIX. Os convertisteis en servidores públicos privilegiados en la edificación de la España que hoy conocemos.

Desde entonces habéis acompañado el tránsito de la sociedad española hacia la modernidad. Este camino recorrido por los españoles no ha sido lineal; ha conocido momentos de intensificación democrática y retrocesos dramáticos. Tiempos de progreso se han alternado con períodos oscuros.

Ahora a todos nos cabe la satisfacción de haber consolidado la democracia y de ser protagonistas activos de la construcción de nuestro futuro colectivo.

En ese tiempo por venir la Guardia Civil seguirá trabajando por la seguridad y los derechos de todos. De la única manera que sabéis hacerlo: con lealtad a la sociedad que os da sentido. Lo habéis hecho siempre, preservando la legalidad y con sentido de Estado.

Hoy, en la España democrática, sentimos la necesidad de honraros y de animaros a seguir en esa misión benemérita de abrir espacios de seguridad. En todo caso, teniente coronel, las sociedades cambian y vosotros sois, como nadie, ejemplo de actualización permanente, de adaptación a la realidad de una sociedad cambiante como la nuestra.

Por eso, tantos años después, los hombres y mujeres que viven, sueñan y trabajan en nuestras comarcas siguen queriéndoos. Siguen demandando vuestro servicio. Siguen viendo en la Guardia Civil la garantía de sus proyectos y de su voluntad de hacer de la nuestra una tierra próspera.

No podían imaginar González Bravo y Narváez hace 164 años que hoy estaríais desplegados por todo el mundo. Desde 1989, año en que comenzaron las intervenciones de la Guardia Civil en el exterior, cuatro mil miembros del Instituto han participado en operaciones fuera de nuestro país. Lo han hecho en la protección de los derechos humanos de la población y en la asistencia a otros servicios policiales; en la supervisión de procesos electorales o la protección de autoridades y legaciones diplomáticas. En todo caso han sabido dejar la impronta de profesionalidad y eficacia que os caracteriza. Embajadores de excepción, han llevado lo mejor de nuestra experiencia colectiva por todo el planeta.

En este momento, hay guardias y oficiales adscritos a esta Comandancia en Senegal y en Bosnia. Todos, como vosotros y vosotras, trabajando por una sociedad mejor. Esa es vuestra grandeza.

Hoy tenéis más y mejores medios que nunca y estáis más preparados para hacer vuestro trabajo. Todos, todos lo sabemos. Y todos, todos sabemos que lo estáis haciendo. Aquellas honorables parejas de guardias civiles que recorrían a pie nuestra tierra han dado paso a un servicio policial público altamente cualificado y valorado en todo el mundo. Sois el reflejo de la sociedad a la que pertenecéis: moderna, comprometida, avanzada, con afán de justicia y permanente voluntad de mejorar.

Sentid el reconocimiento del Gobierno y de la sociedad. Sabed que cada uno de vosotros portáis el compromiso de más libertad, más seguridad y más igualdad para todos y cada uno de vuestros conciudadanos. Esta es la esencia de vuestro trabajo.

Esa gratitud de la sociedad se manifiesta hoy en las condecoraciones que os han sido entregadas. A todos y a todas, enhorabuena. Que estas condecoraciones os animen a seguir sirviendo a los españoles. A quienes habéis pasado a la reserva o al retiro, mi admiración más sincera.

Permitidme terminar fundiendo estas palabras con el recuerdo a Raúl Centeno y Fernando Trapero, los últimos compañeros asesinados por la sinrazón etarra. A ellos y a todos cuantos dieron su vida defendiendo nuestra democracia, muchas gracias.

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