Publicado en Mediterráneo el 30 de mayo de 2015
El pasado domingo el voto de los ciudadanos y ciudadanas castellonenses acreditaba la pérdida de la hegemonía política y social del Partido Popular en la ciudad de Castelló de la Plana y en la mayoría de las ciudades de las comarcas del norte valenciano. Habían pasado dos décadas y media desde que José Luis Gimeno y Carlos Fabra ganaran las elecciones municipales de 1991 en la capital y desalojaran a Daniel Gozalbo de la alcaldía castellonense tras 12 años de mayorías socialistas. Un tiempo de gobiernos de la derecha que consagraron políticas de empobrecimiento democrático y renuncias a la modernidad política y social.
El 24 de mayo la ciudadanía proclamó mayoritariamente el final de una forma de ejercer el gobierno y de entender la política municipal en Castelló. Y abrió el camino hacia más diálogo, más participación, más responsabilidad y más exigencia en la vida pública. Dijo, tambíen, que el cambio debía llegar del entendimiento institucional entre las distintas fuerzas progresistas. Que la reconstrucción de la reputación de la ciudad, su revitalización económica, el emprendimiento de políticas de igualación social y la lucha contra la exclusión debía abordarse con nuevos criterios. Decencia, dignidad y creatividad. Hacer otras cosas, hacerlas bien y rendir cuentas de ello ante la gente. Desde la pluralidad pero con determinación. La ciudadanía ha dicho, en definitiva, que quiere sumar para cambiar.
Los socialistas de Castelló, con Amparo Marco al frente, estamos persuadidos de que ese es un camino de no retorno. El cambio ha de ser irreversible, para poner a las personas en el centro de la vida política, para encontrar las claves compartidas de nuestro futuro colectivo, para convertir la diferencia en fuente de riqueza, para hacer de nuestro ayuntamiento una casa de cristal, abierta, transparente y participativa. En esos territorios vamos a encontrar alianzas con otros actores igualmente imprescindibles, sin duda. Lo vamos a hacer para emprender un tiempo nuevo en esta ciudad.
Mientras escribo este artículo tengo conocimiento del arresto por la Policía del delegado del Gobierno de España en la Comunitat Valenciana, Serafín Castellano, por adjudicaciones supuestamente delictivas. Hace años que el PSPV llevaba denunciando las posibles actuaciones ilegales de este individuo. No hay institución en este país que no haya sido mancillada por los yonquis del dinero que se cobijan bajo las alas de las gaviotas azules. Por eso, precisamente por eso, la ciudadanía ha decretado con su voto el fin de las décadas de la indecencia. No va más. No caben ya conjeturas ni especulaciones de corto vuelo. Hemos vivido en un régimen de saqueo organizado que debe conducir a sus responsables ante los tribunales. Y esto reclama de quienes hemos recibido el encargo de formar nuevos gobiernos hacerlo cuanto antes para afrontar la emergencia democrática, institucional y social que vivimos con la máxima celeridad.