Haría bien la mayoría gubernamental progresista en no caer en las provocaciones de quienes aspiran a su caída. Van a continuar, no dejaran de hacerlo. Y es mala cosa que pueda parecer que el Gobierno está más pendiente de cómo responder a los provocadores que en cómo afrontar los problemas gravisimos que tenemos ante nosotros. Véase en el caso del acto de la judicatura en Barcelona, como en tantos otros. El interés por desestabilizar estará siempre en quienes sacan beneficio del ruido y la bronca, que nunca, nunca favorecen las pretensiones de quienes quieren cambios reales en el sentido del progreso.
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