Con Rato y Acebes imputados en menos de una semana el lodo tóxico se acerca cada vez más a Rajoy. Cuando parecía parcialmente recuperado del chapapote de Bárcenas, las aguas fétidas vuelven a cubrirle la cintura. Sus viejos compañeros de gabinete con Aznar andan liados con fondos mafiosos destinados unos a pagar favores mediáticos a Jiménez Losantos y otros a atiborrar el gaznate de suculentas viandas a costa de Bankia. Rajoy vuelve al plasma y escapa al acoso de la prensa. Acebes fue su segundo entre 2004 y 2008. Eran los tiempos en que ambos, Acebes y Rajoy, seguían negando la evidencia de los atentados del 11M; los años en que, ambos, decían que Zapatero hacía la política que ordenaba ETA... Acebes fue la Dolores de Cospedal de aquel tiempo, controlaba el partido y sabía, como Mariano, lo que hacía y deshacía Bárcenas y el entramado de extorsión y recaudación ilícita montado por el PP tras la pantalla de cientos de gürteles diseminados por todo el país. Sólo la desvergüenza y el mayor de los cinismos pueden mantener a Rajoy aislado de la lluvia radiactiva. Altísimos cargos de su partido en toda España están implicados en todo tipo de casos de corrupción; y el mismo núcleo de decisiones de Génova está carcomido por todas partes. Y él sigue hablando del milagro español. Pff, qué mal cuerpo.
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