30 agosto 2014

Antonio María Rouco: sotanas y visones

20 años arzobispo de Madrid, 12 como presidente de la Conferencia Episcopal de España y toda una vida dedicada a la política desde la iglesia católica. Antonio María Rouco ha dejado su empleo en la archidiócesis madrileña meses después de renunciar a la presidencia de los obispos españoles. Soy ateo pero me importa lo que ocurra en esa organización tan influyente en la vida de mi país. Y espero, no con gran convencimiento, que la desaparición de este hombre de la primera línea del escenario público contribuya a que la jerarquía eclesial católica renuncie a su activismo partidario. Rouco ha sido, ante todo, unos de los más montaraces líderes de la derecha española del último cuarto de siglo. No ha tenido el más mínimo rubor institucional en vincular a la organización que dirigía con las posiciones más obscenamente retrógradas del ultramontanismo patrio. Lideró de facto a la derecha política contra las reformas modernizadoras de Zapatero, uniendo sotanas y visones en las calles frente a los más esenciales derechos de ciudadanía. Homófono y misógino, arremetió indecentemente contra la libertad de las mujeres y la diversidad sexual. E hizo de la insumisión ante la formación para la ciudadanía causa de identidad política. Nunca, más allá de declaraciones menores, manifestó solidaridad y empatía hacia las víctimas de la crisis o de la injusticia social. No sé qué pensarán los católicos mayoritariamente; sé lo que piensan algunos. El rouquismo, el de Rouco y de muchos que lo alentaron, ha sido una muy mala experiencia para nuestra sociedad. Urge ya hacer lo que debiera haberse hecho bajo el último gobierno socialista y no se hizo: la laicización plena del Estado. Para que nadie, ni roucos ni varelas, se crea estar por encima de él.


28 agosto 2014

20 años contra la educación pública en el País Valenciano

Los representantes de los distintos sectores implicados en la educación de nuestros hijos y de nuestras hijas han trasladado a Ximo Puig y a la dirección del PSPV la evidencia del estado comatoso en que se encuentra la enseñanza pública en el País Valenciano. De nuevo el comienzo del curso va a conocer la improvisación, la falta de recursos y la ausencia de compromiso del Consell para con la más importante palanca que tiene la sociedad valenciana para reconstruir su futuro. Este año la puesta en marcha de la ley Wert va a añadir más confusión y mayor deterioro a una escuela pública, la valenciana, que lleva lustros sufriendo la desinversión y la hostilidad de la administración educativa gaviota. Porque contrariamente a lo que ahora nos cuentan, la pauperización de la enseñanza pública valenciana no es cuestión de la crisis; ni siquiera del injusto trato que los sucesivos sistemas de financiación autonómica han dispensado a la Comunitat. Es el resultado de un programa puesto en marcha ya en tiempos de Zaplana, en la segunda mitad de los 90s, para primar el negocio sobre los derechos en el ámbito educativo. Bajo el mantra de la libertad de elección de los padres los distintos gobiernos popularistas de la Generalitat han anulado el derecho de los niños y de las niñas valencianos a poder elegir su futuro independientemente de la capacidad económica de sus familias. Desde las escuelas infantiles hasta la universidad el Consell se ha aplicado a conciencia en laminar la reputación del sistema educativo público a fin de favorecer a las empresas privadas que operan en el sector. Sustrayendo recursos, fomentando polémicas absurdas, legislando ad hoc en beneficio de intereses espurios el Gobierno de la Generalitat ha ido deteriorando el sistema hasta desangrarlo. Han sido decisiones políticas fruto de una voluntad inequívoca puesta en marcha en 1995. La enseñanza pública, laica y de calidad, es la argamasa sobre la que es posible construir nuestro modelo de democracia social. No es viable esta sin aquella. Ellos lo saben. Por eso.


27 agosto 2014

León de la Riva: el machismo consentido

Francisco Javier León de la Riva es alcalde de Valladolid desde 1995. Un tipo soez, de verbo violento, machista recalcitrante que cuenta con el apoyo contumaz de la mayoría electoral vallisoletana. Y con el respaldo inequívoco de su partido, el Partido Popular. Quizás porque dice en público lo que muchos de sus compañeros, y probablemente también de sus compañeras, dicen en privado. No es un lobo solitario, no; es el ariete de un modo de ver y entender el mundo y las relaciones de género ampliamente extendido en nuestra sociedad. El que propicia la impunidad en que se mueve el terrorismo machista. El que alienta la desigualdad entre hombres y mujeres y fomenta la violencia contra ellas. León está donde está y dice lo que dice porque muchos le dejan estar y decir mientras siguen siendo asesinadas mujeres a manos de hombres que aseguran amarlas. Es insultante que este personaje, que denigra y agrede sin rubor a las mujeres, siga cobrando un sueldo público; pero más me lo parece a mí que la ciudadanía y su partido se lo permitan. Por cada mujer asesinada por su pareja hay cientos de miles que sufren a diario la vileza de hombres como el cinco veces elegido alcalde de Valladolid. Y el silencio y el abandono cómplices de un gobierno que no cree en ellas. La causa de la igualdad real entre hombres y mujeres es la más importante de las causas que debe inspirar la acción política y la razón última que dignifica a una sociedad. Porque el machismo mata, aterroriza, sojuzga, denigra, somete a las mujeres. Y nos envilece a todos.


26 agosto 2014

Estado de excepción electoral

Dicen Rajoy y Fabra que van a cambiar la ley electoral porque la ciudadanía quiere ver gobernando sus municipios a quienes dieron su voto para hacerlo. Que van a hacerlo para que no se produzcan pactos postelectorales que generen mayorías distintas a las decididas por los votantes. Y para ello van a modificar las reglas del juego que rigen los procesos electorales de forma unilateral, sin contar con nadie, sin atender lo que manifiestan el resto de formaciones políticas y la generalidad de los expertos, aplicando el trágala de su rodillo parlamentario. Puro cinismo político para intentar blindar su poder municipal en tiempos revueltos. ¿Acaso carecen de legitimidad sus miles de alcaldías conseguidas con la actual legislación? ¿Acaso los pactos postelectorales que permitieron a Eduardo Zaplana y a Rita Barberá gobernar en Benidorm y Valencia eran ilegítimos? Mienten a sabiendas de que lo que pretenden es bloquear el acceso de mayorías progresistas a los gobiernos municipales. Mienten a sabiendas de que es una irresponsabilidad manifiesta y una deslealtad con la democracia cercenar la capacidad de negociación de la política para encontrar mayorías de gobierno. Rajoy y Fabra van a forzar la legalidad y la legitimidad democráticas para imponer un estado de excepción electoral contra las mayorías sociales. Y con ello van a deslegitimar su propia fuerza electoral. Tal es su grado de mezquindad política: la democracia, antes rota que compartida. Como bien ha dicho Ximo Puig, esto nada tiene que ver con la regeneración política de la que habla esta gente; más bien es una apuesta más por la degeneración de la política.

PD: Es falso de toda falsedad que el PSOE propusiera algo similar, ni en la forma ni en el fondo. El procedimiento electoral no es intocable. Pero debe hacerse por consenso y para garantizar más y no menos democracia.


08 agosto 2014

Revisionismo histórico contra el socialismo democrático

La revisión de lo que durante tiempo se ha tenido por razón histórica es una práctica habitual, enriquecedora desde el punto de vista de la ciencia y del entendimiento social de los procesos históricos. La aparición de nuevas evidencias o de testimonios desconocidos, la construcción de nuevos métodos de análisis que permiten nuevas perspectivas en la interpretación de los hechos conocidos, la refutación de visiones falsas creadas por la propaganda seudocientífica de regímenes totalitarios... han conducido de forma habitual al replanteamiento de argumentos históricos que aparecían como inalterables. Ocurre también que esa revisión se produce, en demasiadas ocasiones, al margen de la ciencia, con la voluntad de mistificar la realidad de lo que pasó, tergiversando los hechos y forzando interpretaciones que no persiguen una mejor comprensión del pasado sino una determinada visión de la historia que permita justificar el presente. La ciencia deja paso a la propaganda partidaria, de lo que tenemos ejemplos sin fin. Viene esto a cuento de lo que uno lee a menudo entre los comentarios a noticias de la prensa digital o en las redes sociales respecto de papel del socialismo democrático en la historia de Europa y de las y los europeos. Un papel sin duda contradictorio, como el de cualquier opción política y partidaria en el devenir de la historia, pero determinante en la construcción de sociedades más libres, más igualitarias y más democráticas en Europa, y también en España. Ha estado siempre en la voluntad de la derecha ideológica, política y económica así hacerlo. Y lo ha estado, durante décadas, en la de otras izquierdas, que creen encontrar ahí la apertura de espacios de oportunidad partidaria. El socialismo democrático ha sido la gran fuerza transformadora de la izquierda y de las clases populares europeas desde la Segunda Guerra Mundial. Precisa ahora, en el cambio de era histórica que vivimos, profundos cambios organizativos, discursivos, de relación con la sociedad. La controversia y la discusión en torno a ello es y será enriquecedora, sin duda. Pero eso nada tiene que ver con el falseamiento y el enmascaramiento de su contribución decisiva al bienestar y la dignidad de generaciones de hombres y mujeres y el ocultamiento decidido sobre su capacidad modernizadora en el tiempo que viene.


Calatrava cobró... pero ¿quién le pagó? ¿Y para qué?

La mañana del 30 de mayo de 2008 el entonces alcalde de Castellón, Alberto Fabra, acompañado del president de la Generalitat Francisco Camps y del de la Diputación Carlos Fabra, presentaban la maqueta del centro de convenciones que el Consell había encargado a Santiago Calatrava. Eran, dijeron los Fabra y Camps, la materialización del sueño de Castellón y de las aspiraciones seculares de los castellonenses. El arquitecto dijo que ese iba a ser su primer gran proyecto del siglo XXI. El Castellón fabrista iba a tener ya su particular pirámide de Keops, a mayor gloria de su alcalde. Faltaban, recuerdo por contextualizar, tres meses para que Zapatero dijera en una entrevista televisada que estábamos en crisis (ese tiempo de negación que la propaganda ha alargado hasta la náusea). Y había pasado apenas un mes desde que el mismo alcalde anunciara que otro santón de la arquitectura internacional, Frank Gehry, construiría también en la capital de La Plana la sede de la Universidad Internacional Valenciana. Todo iba viento en popa. Eran, estos, los mismos que ya entonces acusaban a Rodríguez Zapatero de ocultar la crisis los que vendían el humo de la supuesta excelencia en forma de grandes proyectos megalómanos. El País Valenciano ya era entonces el que tenía peores ratios sanitarias de España, el que presentaba mayores índices de fracaso escolar y el que tenía una de las mayores deudas públicas entre las Comunidades Autónomas, como se denunciaba a diario desde la oposición política y se silenciaba desde las terminales mediáticas públicas y privadas del régimen. Pero los grandes proyectos seguían alimentando la gran panza del popularismo autóctono. Aún iban a llegar más y más sonadas hipermayorías electorales gaviotas con la complacencia de la mayoría social. Calatrava se llevó 2,7 millones de euros por la gran idea y Castellón se quedó con la maqueta. De Gehry nunca más se supo. Ahora Fabra silba mirando al tendido como si todo aquello no fuera con él. El arquitecto está imputado en relación con el cobro de esos dineros a cambio de nada. Pero... ¿quién los pagó? Y... ¿quién sacó beneficio político del gran engaño?


06 agosto 2014

Bonig, Fabra y los empresarios valencianos

Dice Isabel Bonig, mano derecha e izquierda de Alberto Fabra en las cosas del mando gaviota en la Comunitat, que los empresarios valencianos se han pasado de la raya exigiendo al Gobierno y al Consell que inviertan lo que corresponde en esta tierra, que paguen lo que deben y que arreglen de una vez la injusta financiación de la Generalitat. Les ha espetado que andaban callados con Zapatero y que ahora no hacen más que gritar contra Fabra y Rajoy. Ah, y que sí quieren dedicarse a la política que se monten un partido y que se presenten a las elecciones. Todo esto en un plisplas, sin pestañear. Bonig es capaz de esto y de mucho más, ¡menuda es ella! Ni pizca de miedo a que las hemerotecas vomiten toneladas de recortes de prensa, de fotos y vídeos en los que el otrora feliz matrimonio del empresariado local y el PP valenciano vociferaban de la mano contra Rodríguez Zapatero, su gobierno y cualquier socialista que algo tuviera que decir. La foto, hace unas semanas, de los jefes empresariales con Ximo Puig en la sede del PSPV ha resultado insoportable para quienes durante lustros han patrimonializado en exclusiva las demandas de la buena sociedad valenciana. Fabra no pinta nada ni en Madrid (incapaz de conseguir en dos meses que Montoro reciba a los empresarios valencianos), ni en Bruselas (pérdida de inversiones europeas para el Corredor Mediterráneo). Pues que ande con cuidado, que a Bonig no le tose ni dios. Al tiempo.