Publicado en Mediterráneo en octubre de 2007
El pasado martes celebramos con los funcionarios y funcionarias del Cuerpo Nacional de Policía de Castellón y Vila-real el día de los Ángeles Custodios, patrones de nuestra policía. Tuve ocasión de hacerlo en los distintos actos del día; y quiero hacerlo desde aquí públicamente: mi reconocimiento como representante del Gobierno de España y como ciudadano castellonense al esfuerzo diario que realizan los policías adscritos a la Comisaría Provincial para salvaguardar nuestros derechos y nuestras libertades. Es un honor para mí poder estar al frente de estos hombres y mujeres ejemplares que velan sin desmayo para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos.
España ha cambiado, y su Policía también. Y gracias a la preparación y buen hacer de sus integrantes, y al esfuerzo realizado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para dotar con más y mejores medios a la Comisaría Provincial, los castellonenses tenemos en la actualidad un nivel razonable de seguridad, una vez superados los lamentables episodios de aquel trienio negro de 2001-2003, en el que recordemos, se produjeron más delitos que nunca en Castellón y Vila-real. Hoy las cosas han cambiado considerablemente, y aunque soy consciente de que la seguridad absoluta es imposible de conseguir, puedo decir sin temor a equivocarme que Castellón ha pasado a ser, en sólo tres años, una de las ciudades con menor índice de criminalidad de todo el arco mediterráneo.
Es sin duda, una gran noticia que todos deberíamos celebrar. La pericia de los funcionarios policiales, y el incremento de efectivos y de medios materiales y tecnológicos, han hecho posible un cambio, para cuya consecución, el actual Gobierno de España no ha escatimado esfuerzos, ya que ha incrementado considerablemente la plantilla de efectivos y el parque móvil dependiente de la Comisaría Provincial. Ya contamos con cerca de 300 agentes y con más de 70 vehículos, y gracias a la sensibilidad mostrada por el Ministerio del Interior, a principios de 2008 se licitarán las obras de la nueva Comisaría, y a lo largo del ejercicio se procederá al inicio de las obras. De esta forma, Castellón podrá disponer de unas instalaciones policiales de última generación, y olvidar para siempre la comisaría de la Ronda Mijares.
Me permitirán, también, apuntar algo que me parece fundamental: la política policial no es la única garante de la seguridad de los ciudadanos. Todo esfuerzo que se haga en este orden estará abocado al fracaso si no somos capaces de dotarnos de políticas educativas, penales, urbanísticas, sociales y redistributivas más eficacaces y más justas.
Como defiende Maurice Duverger, “Las sociedades no se pueden mantener nada más que por mecanismos de orden. Deben interiorizar este orden para que los violentos sean menos fuertes. Cuando no se cree en el sistema de valores, la sociedad no puede mantenerse nada más que por la Policía”. Por ello, todas las Administraciones públicas son corresponsables en el objetivo común de construir un futuro más seguro. La eficacia de nuestro servicio público policial es imprescindible, pero no suficiente.
Porque nuestros jóvenes están creciendo en una sociedad que no siempre es capaz de darles la mejor formación ni de garantizarles oportunidades para desarrollar un proyecto de vida decente. Hemos de trabajar intensamente para que los ciudadanos y ciudadanas de mañana sepan progresar en una sociedad auténticamente libre, en la que no haya lugar para el desarrollo de clichés aberrantes, y en la que no predominen el individualismo autista, la insolidaridad, el desprecio por el otro y los comportamientos violentos.
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