31 mayo 2012

El gen de la irresponsabilidad por conveniencia

He hablado en alguna ocasión del gen opositor del PP o el gen de la irresponsabilidad por conveniencia (GIC). Esa pulsión irresistible a pretender eludir cualquier responsabilidad y endosársela a los demás. El GIC es insaciable, tanto que les lleva a atacar a los suyos agotados otros argumentos. Y ahí andan ahora Esperanza Aguirre y Rita Barberá culpabilizando a Bancaja, la presidenta madrileña, y a Caja Madrid, la alcaldesa valenciana, de la catástrofe de Bankia. Es lo que hay. De sus medias verdades se deriva una verdad atronadora: ambas entidades bancarias generaron tal cantidad se toxinas que han terminado por arruinar la salud de cuanto nacía a su alrededor. Quizás el equipo médico (el Banco de España) no anduviera fino en su diagnóstico y no recetara las medicinas más eficaces. Quizás. Pero el mal estaba ya extendido a los órganos vitales de los dos enfermos. Años de vida impúdica, de abusos fuera de toda razón, les llevó a esa situación irreversible. Ahora quienes les dieron la mala vida quieren endosar el muerto a los demás. Pero el cadáver en descomposición ya huele, huele mucho y muy mal. No lo pueden ocultar. Esta vez no, se ponga como se ponga el GIC.

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