#CasoFabra #soncorrupcioPPCV Para Alberto Fabra la condena judicial del otro Fabra no conlleva responsabilidad política alguna. No tiene ya, Carlos, ningún cargo orgánico en el partido ni ocupa ningún puesto institucional. Es el argumentario del que echó mano también Dolores de Cospedal. Pero resulta que los delitos juzgados fueron cometidos diez años antes de que el condenado dejara ni uno sólo de los cargos partidarios e institucionales sobre los que urdió su trama caciquil. Resulta que el condenado delinquió contra la Hacienda Pública, al menos, mientras Alberto Fabra crecía políticamente agarrado a sus pantalones. Resulta que toda la cúpula de poder gaviota en la provincia de Castellón, toda, también la que hoy dice respetar la sentencia, se amamantó en las ubres políticas del condenado patriarca durante años. Resulta que mucho tiempo después de iniciadas las investigaciones sobre las andanzas del condenado siguieron, todos, jaleando sus bravatas, aplaudiendo sus insultos contra la oposición, alentando sus arbitrariedades. Resulta que nadie entre ellos hizo ademán de crítica alguna contra quien durante años les concedió cargos y prebendas cuando ya todo, y mucho más, se sabía del condenado. Para Alberto Fabra no caben responsabilidades políticas. ¿Pero qué sentido de la política y de la decencia pública tiene esta gente?
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