Golpe de Estado energético

El golpe de Estado energético que viene practicando el oligopolio del sector desde hace ya muchos años está conduciendo a la pobreza a millones de familias y a la ruina a miles de empresas españolas. El regalo que hiciera en su momento el gobierno de Aznar y que no supieran revertir los gobiernos socialistas de Zapatero (el eufemístico déficit tarifario) ha convertido el precio de la energía en uno de los factores de discriminación social y de desincentivación empresarial más graves que azotan a nuestra sociedad. Ello sumado a la desastrosa reforma del sector promovida por Rajoy, Montoro y Soria han generado un estado de excepción energético que está estrangulando las economía domésticas y empresariales. Hasta que no se rompa el oligopolio no habrá salida. Y para ello es imperativa la producción distribuida en millones de productores independientes que generen, en sus campos y en sus edificios, empleando fuentes sostenibles como el sol o el viento, la energía que precisen y viertan a la red general los excedentes. No es una visión naif, es una apuesta viable que promovería una inmensa actividad económica en los ámbitos de la eficiencia energética y del sector de la edificación como ya he dicho aquí otras veces. Dicen que es caro... ¿Caro? ¿Más caro que soportar la ineficiencias y la injusticia radical que genera el sistema actual? ¡Anda ya!