02 octubre 2007

Discurso pronunciado con motivo de la celebración del Día del Cuerpo Nacional de Policía en Castelló de la Plana el 2 de octubre de 2007

Jorge, comisario, gracias. Gracias a ti y a tu gente. Gracias a todos y a todas cuantos estáis adscritos a la Comisaría Provincial de Castellón por el trabajo que hacéis. Os lo digo como subdelegado del Gobierno de España, como funcionario público y, sobre todo, como ciudadano.

Hoy, por primera vez, tengo el honor de dirigirme a vosotros en la celebración del día de los Ángeles Custodios, patrones de la Policía. Y no os voy a negar la íntima emoción que siento. El trabajo sacrificado, vuestro esfuerzo, vuestra vocación de servicio. Tantas horas luchando para salvaguardar los derechos y las libertades de todos. Creedme al expresaros mi admiración y mi reconocimiento, y el de tantos ciudadanos y ciudadanas que ven en el Cuerpo Nacional de Policía la garantía de su seguridad.

Sabéis tan bien como yo que la nuestra es una sociedad compleja. Como lo son las sociedades de nuestro entorno socioeconómico. Estamos inmersos en el tránsito a nuevas formas de organización política, social y económica. Estamos viviendo el fin de las certezas con las que se organizaba el mundo hasta hace sólo dos décadas y apenas somos conscientes del alumbramiento de una nueva era.


Uniformes policiales. Museo de la Policía

En este tiempo de crisis están conformándose nuevos espacios de conflicto, nuevos comportamientos delincuenciales, nuevas amenazas a la tranquilidad y la seguridad de la ciudadanía. Por ello, aun asumiendo que ni esta ni ninguna, ni ahora ni antes, es ni será una sociedad absolutamente segura, hemos de esforzarnos desde el Estado por minimizar los riesgos a los que se enfrentan a diario los ciudadanos y las ciudadanas.

Así lo entiende el Gobierno del presidente Zapatero. Y por eso ha desarrollado en estos años un vigoroso programa de reformas que quiere dar mejores oportunidades, más derechos, más libertad y más seguridad a los españoles. En ese marco, el papel de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado es esencial.

En Castellón, el Cuerpo Nacional de Policía manifiesta esa convicción del Gobierno. Hoy la Comisaría Provincial cuenta con más y mejores medios humanos y tecnológicos y ha experimentado una profunda renovación organizativa. Contamos con cerca de 300 policías y más de 70 vehículos y estamos a la espera de que a comienzos de 2008 se liciten las obras del nuevo edificio que albergará la Comisaría en Castellón y se publique el nuevo catálogo de la plantilla policial.

El esfuerzo mantenido de los últimos tres años, unido al trabajo abnegado de los funcionarios y funcionarias dirigidos por el comisario Marti, nos ha permitido quebrar la tendencia ascendente de la criminalidad en las ciudades de Castellón y Vila-real. Hemos podido dejar atrás el trienio negro de 2001-2003 y abrir el camino hacia la estabilización y reducción de la actividad delictiva en el ámbito de competencia de la Policía Nacional.

De este modo, hemos pasado de 28 delitos por mil habitantes en 2003 a 24 en 2006, con una reducción del 10 por 100 de delitos en las cifras absolutas. Esta evolución ha ido acompañada de un incremento del 70 por 100 en el número de detenidos y la práctica duplicación de los datos de eficacia policial. Y como ya nos ha adelantado el comisario, la tendencia se mantiene en este año.

A ese trabajo en el ámbito de la seguridad ciudadana hay que añadir el esfuerzo extraordinario que están haciendo los funcionarios y funcionarias destinados a la unidad de Extranjería y Documentación, en condiciones que sé no son las más adecuadas ni para ellos ni para los ciudadanos. En los próximos meses entrarán en servicio las nuevas dependencias para la expedición del DNI electrónico.

A pesar de todo lo dicho, tengo el convencimiento de que no es la política policial la única garante de la seguridad de los ciudadanos. Todo esfuerzo en ese orden fracasará si no somos capaces de dotarnos de políticas educativas, penales, urbanísticas, sociales y redistributivas más eficaces y más justas. Permitidme aquí recordar estas palabras de Maurice Duverger: “Las sociedades no se pueden mantener nada más que por mecanismos de orden. Deben interiorizar éste orden para que los violentos sean menos fuertes. Cuando no se cree en el sistema de valores, la sociedad no puede mantenerse nada más que por la policía”.

Por ello todas las Administraciones públicas somos corresponsables en el objetivo común de construir un futuro más seguro. La eficacia de nuestro servicio público policial es necesaria, imprescindible para ello. Pero no es suficiente. Nuestros jóvenes están creciendo en una sociedad que no siempre es capaz de darles la mejor formación ni de garantizarles oportunidades para desarrollar un proyecto de vida decente. Crecen en un mundo de clichés aberrantes que promueven un individualismo autista que favorece la insolidaridad, el desprecio por el otro y los comportamientos violentos. Hemos de trabajar, todos y todas, para que los ciudadanos de mañana sepan progresar en una sociedad auténticamente libre.

Voy ya a terminar. En este acto me traicionaría a mí mismo si no expresara públicamente mi reconocimiento a Juanma Calles. Su empuje y su convicción durante los años en que ha ocupado el cargo de subdelegado del Gobierno en pro de un mejor y más efectivo servicio policial han sido decisivos.

Comisario, los hombres y mujeres que tienes a tu cargo son un ejemplo de responsabilidad y entrega. Ellos son los principales responsables de los éxitos obtenidos durante estos años contra la delincuencia. Seguiréis trabajando, día a día, para que no haya mujeres víctimas de la violencia machista ni inmigrantes explotados o discriminados. Para que el fanatismo terrorista no anide en nuestra tierra. Para que nuestros comerciantes se sientan seguros. Para que cualquiera de nosotros pueda continuar su vida en libertad. Gracias a todos y a todas por ello, y gracias a ti, Jorge, por tu compromiso con la ciudad y la sociedad castellonense.

Enhorabuena a los que hoy habéis sido condecorados. Vosotros personalizáis como nadie el espíritu de servicio, abnegado y anónimo, de la policía. Mi más admirado reconocimiento para vosotros y vuestras familias.

Termino. No puedo olvidar aquí a los compañeros y las compañeras que perdieron su vida o su salud defendiendo los derechos y las libertades de todos nosotros. Y a quienes sintieron el dolor y el desconsuelo de no verlos regresar a sus hogares. A todos, de corazón, muchas gracias.

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