18 junio 2011

Ayuntamientos y democracia

Publicado en Mediterráneo el 18 de junio de 2011.


Hace una semana se constituyeron las nuevas corporaciones municipales surgidas de las elecciones del 22 de mayo. Los ciudadanos y las ciudadanas de Castellón elegimos ese día a quienes debían representarnos en nuestros ayuntamientos. Un ejercicio de democracia real: 290.000 castellonenses (el 70 por 100 del electorado) determinamos con nuestro voto quiénes debían asumir el liderazgo institucional de nuestro pueblo o de nuestra ciudad.

Los gobiernos locales, legitimados por la decisión de la ciudadanía, deberán asumir difíciles e importantes retos en el tiempo complejo que estamos viviendo. Sin duda el mayor de ellos será contribuir a crear las condiciones necesarias para la reactivación económica y la generación del empleo en sus municipios. Y en ello los ayuntamientos deben contar, imperiosamente, con la colaboración leal del resto de administraciones públicas. El Gobierno de España, el Govern de la Generalitat y la Diputación han de hacer causa común con la administración local para avanzar en el cambio que precisamos. Hemos de apostar por aquello que nos diferencia en la excelencia, por lo que sabemos hacer bien y nos singulariza en un mundo tremendamente competitivo. Y todo ello sin abandonar la realidad cotidiana, sin dejar a nadie en la estacada, sin renunciar a la exigencia democrática de una recuperación solidaria.

Regeneración económica, sí. Y regeneración política e institucional. Ese es el segundo mandato que deben interpretar los alcaldes y alcaldesas y el conjunto de los munícipes de la acción política del electorado castellonense. Nadie puede entender el resultado de las elecciones como la firma de un cheque en blanco para decidir sin convencer o para actuar sin consensuar.

Vivimos un tiempo crucial en el que tenemos sobre el tablero de juego lo esencial de nuestra forma de vivir y convivir. No es una cuestión menor. Creo, francamente, que es la cuestión mayor. Los ayuntamientos son la administración más próxima al ciudadano, la que la gente sentimos más propia, más nuestra. Son, también, la administración con mayor recorrido histórico, la más venerable. La ciudad, la polis, es el principio de la política; en ella nació la democracia, el gobierno del pueblo.

Pero la democracia no se reduce al ejercicio del voto cada cuatro años. Las elecciones son parte esencial de la democracia; no existe esta sin aquellas, pues es el voto libre y responsable de los ciudadanos y ciudadanas el que legitima la acción de los poderes públicos. Siendo esto así, es imperativo, no obstante, que el ejercicio del gobierno por parte de los gobernantes se lleve a cabo en conversación pública y transparente con una ciudadanía proactiva que vea garantizados los cauces de debate e influencia sobre la gestión de la res publica. Y es que el valor último de la democracia, aquello que la hace fuerte y sólida, es la participación del pueblo en la toma de decisiones de lo que le incumbe.

Para ello es imprescindible que los responsables públicos sepan escuchar lo que dice la gente y explicarle su acción de gobierno. Hablar con razón y con verdad, abiertamente a la ciudadanía. Buscar y encontrar su complicidad para profundizar en la democracia, sin caer en el populismo que termina por acabar con ella. Y hacerlo siempre con lealtad hacia el bien común y las normas que legítimamente nos hemos dado.

Los 135 alcaldes y alcaldesas de Castellón han asumido el compromiso y la responsabilidad de liderar sus pueblos y ciudades en tiempos difíciles. Merecen por ello el respeto de todos y de todas; respeto mutuo que exige reciprocidad hacia la ciudadanía soberana en forma de más y mejor participación en la vida pública.

04 junio 2011

Turismo social y oportunidades

Publicado en Mediterráneo el 4 de junio de 2011.

Este año se cumple el 25 aniversario del programa de vacaciones para mayores del Imserso. En 1986 un gobierno de Felipe González puso en marcha esta iniciativa y desde entonces millones de ciudadanos y ciudadanas de nuestro país han tenido la oportunidad de viajar con ese programa. Para muchos de ellos, sin duda, los viajes del Imserso han sido su primera oportunidad para conocer otras tierras, otras luces, otras culturas. El estado del bienestar que los españoles hemos construido en las últimas décadas, con nuestro trabajo y con nuestros impuestos, ha permitido a millones de mayores abrazar esa posibilidad que les facilita un envejecimiento activo y saludable. Y ha hecho posible, también, que nuestra industria turística tenga mayor actividad en los meses de invierno.

El turismo social tiene pues esa doble vertiente: su carácter redistributivo, de igualación de oportunidades, y su efecto multiplicador, de generación de riqueza. En Castellón, durante los últimos tres años, 32.300 pensionistas han viajado con este programa del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Treinta y dos mil historias personales enriquecidas por las políticas de solidaridad que todos hacemos posibles con nuestro compromiso fiscal.

También la industria turística castellonense se beneficia del programa. En el último trienio más de 100.000 plazas hoteleras han sido ocupadas por turistas del Imserso, generando más de 28 millones de euros de negocio y 7.500 empleos. Es este un claro ejemplo de las sinergias que generan las políticas de bienestar en el impulso de la actividad económica y del empleo. Muchas empresas turísticas de esta tierra sobreviven a la estacionalidad estival propia de nuestro modelo turístico gracias a esa actividad. Y debemos perseverar en la consolidación de esa oferta.

Este año, miles de pensionistas austriacos beneficiarios de programas de turismo social de su país se han alojado en hoteles de Peñíscola y han recorrido nuestra provincia durante la primavera al amparo de un convenio suscrito con la Generalitat y la Diputación. Y se prevé que en los próximos años continúe esa fructífera relación.

No podemos dejar pasar estas oportunidades. Castellón reúne condiciones óptimas para afianzar una oferta de turismo social solvente que contribuya a desestacionalizar esta actividad económica clave para nuestro futuro. El verano seguirá siendo el tiempo preferido por quienes vienen de fuera para conocernos y disfrutar de lo mucho que aquí pueden encontrar. Pero es imprescindible que escrutemos todas las opciones que permitan ampliar temporalmente nuestra agenda turística. Y una de ellas, sin duda, son los programas vacacionales destinados a personas mayores, ya sean promovidos por el Gobierno de España, por los gobiernos autonómicos o por otras instituciones y organizaciones nacionales o extranjeras.

La riqueza paisajística, patrimonial, cultural y gastronómica de Castellón nos ofrece una plataforma excepcional para incrementar nuestra competitividad turística. Las infraestructuras que nos comunican con el mundo y que garantizan la llegada de los potenciales viajeros, aún teniendo que ser mejoradas y ampliadas, nos hacen un destino accesible para millones de personas. Pero el alma, el alma de nuestra apuesta turística son los emprendedores y las emprendedoras que cada día abren sus negocios, sus restaurantes, sus hoteles, sus comercios, sus balnearios en Montanejos o en Morella o en Vinaròs o en Segorbe. Ellos son quienes, con su esfuerzo, su talento, su perseverancia y su responsabilidad, han de protagonizar el salto adelante que precisa el sector turístico castellonense.