Dice Isabel Bonig, lugarteniente de Fabra para asuntos terrenales, que si no gobierna el PP después de las elecciones de mayo las plagas bíblicas de Egipto serán una broma comparadas con las mil y una desgracias que se cernirán sobre la Comunitat Valenciana. Dice que sólo un gobierno gaviota es capaz de devolver la prosperidad a esta tierra, de defender nuestras señas de identidad -bous al carrer incluídos- y de acabar con la corrupción. Que nadie, salvo ellos, sabe qué hacer con este país. Y que ellos, como nadie, han demostrado saber lo que realmente necesitamos. Lo dice al tiempo que nos enteramos del enésimo negocio mafioso investigado por la Justicia en relación con el saqueo de nuestras instituciones, en este caso con el jefe popularista de la diputación de Valencia Alfonso Rus supuestamente implicado. Y pocas horas después de que el Juez Gómez Bermúdez siente en el banquillo a toda la cúpula de la CAM por la gestión indecente de esa caja. No, ya está bien. Nuestras plagas bíblicas se llaman Partido Popular. Son ellos los inhabilitados para reconstruir el presente y conquistar el futuro que necesitamos las y los valencianos. Son ellos quienes han cubierto de lodo tóxico nuestra tierra. Son ellos quienes han arruinado nuestra reputación. Son ellos quienes han vaciado nuestra Hacienda pública mientras llenaban bolsillos impúdicamente. Son ellos y ellas quienes han hecho de la deslealtad y la desvergüenza sus señas de identidad. Dos décadas de indecencia son ya suficientes para saberlo. Y tanto.
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