Boko Haram y Estado Islámico siguen su macabra estrategia de terror, asesinando, mutilando, secuestrando vidas e ideas. Instaurando regímenes de pánico allá donde extienden su fanatismo. La muerte como programa de gobierno. El terror como norma. Mujeres y niñas humilladas y condenadas a vivir muriendo. En Siria o Irak, en Mali o Níger. El terror y la muerte covertidos en espectáculo. Nos indigna ver a los nuestros degollados allí en aquelarres criminales; son muchos y muchas más los que siendo de allí ven su humanidad segada. Demasiadas décadas sembrando odio y dolor para no recoger más odio y más dolor. Demasiados errores de Occidente, incapaz de promocionar la democracia sin extender la humillación a golpe de mortero. Demasiados fanáticos releyendo el Islam para convertirlo en arma de destrucción. Demasiados criminales convertidos en visionarios de la muerte. Demasiada miseria sin horizonte de dignidad. Demasiado de todo mientras los Boko Haram de turno siguen ofreciendo vidas sobre el altar de la indecencia. Permitidme unas palabras de Martin L King, sacadas de su discurso ¿Qué rumbo tomamos ahora: el del caos o el de la comunidad?: “El progreso humano no es ni automático ni inevitable. El futuro ya está aquí y debemos enfrentar la cruda urgencia del ahora. En este acertijo constante que implica la vida y la historia, la posibilidad de llegar tarde existe. Podemos rogarle desesperadamente al tiempo que detenga su paso, pero el tiempo es sordo a nuestras súplicas y seguirá su curso. Sobre montañas de blancas osamentas y desperdicios de múltiples civilizaciones se observan las terribles palabras: Demasiado tarde”. Nada más.
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