16 enero 2014

Martínez Capdevila, las tragaderas del fabrismo

Hace hoy una semana Francisco Martínez Capdevila era destituido como vicepresidente primero de la Diputación de Castellón. Las sospechas públicas sobre su voluntad de beneficiarse personalmente en la construcción de una depuradora en Borriol, que iba a ocupar terrenos familiares, obligaron al presidente de esa institución y del PP de Castellón, Javier Moliner, a propiciar el cese de Martínez en su cargo. Cuatro días después, el también alcalde de la Vall d'Alba ha sido imputado por la Justicia junto a Carlos Fabra por varíos delitos cometidos supuestamente desde la presidencia de la Diputación. Martínez ha sido durante lustros colaborador necesario de los desmanes caciquiles de su patrón. Durante lustros ha sido objeto también de reiteradas denuncias de la oposición sobre la ruindad en su forma de ejercer la política y su peculiar habilidad para los negocios. Esto lo sabía, durante esos lustros, Javier Moliner. Sabía perfectamente de qué hablaba el PSPV y el resto de la izquierda cuando acusaba a Martínez. Prefirió tenerlo a su lado como vicepresidente durante estos últimos años. Al fin, la semana pasada hizo Moliner lo que debía destituyéndolo, aunque sorprende que no le fuerce a dejar también su acta de diputado provincial y la alcaldía de Vall d'Alba. Lástima que durante tanto tiempo optara por mirar hacia otro lado y reír las gracias y las obscenas prácticas del fabrismo. ¿Se atreverá a salir del lado oscuro definitivamente? Habrá que verlo.

Francisco Martínez, Carlos Fabra y Vicente Aparici. 2010.

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