El otro día el obispo de Alcalá, Reig Pla, dijo que el feminismo es "un paso más en el proceso de deconstrucción de la persona". Muy en la línea habitual de este tipo misógino, elitista, de vocación ultraderechista y de humanitarismo escaso. Sí, ya sé que algunos pensaréis que no vale la pena dedicar una línea a Reig con la que está cayendo por todas partes. Bueno, es que yo creo que parte de lo que está cayendo es de resultas de la cruzada ideológica impulsada desde la caverna en diversos frentes, y uno de ellos no menor es el eclesiástico o, mejor, el nacionalcatólico. A este personaje es al que le besaban el anillo los Fabra, Carlos y Alberto, o los Martínez y Moliner de turno, por supuesto Camps, Cotino y toda su corte cuando era titular de la diócesis de Segorbe-Castellón. Hoy, seguro, otros le besarán la mano en Madrid. No puede extrañar que hombres como este medren en un país encomendado públicamente por sus ministros (los del Gobierno, no los de la Iglesia) a santa Teresa o a la virgen del Rocío, de quienes dicen están intercediendo por nosotros para evitarnos males mayores. Debería Alberto Fabra acogerse raudo y veloz ya a alguna advocación mariana, pero ya, dada su más que probada habilidad para meter la pata hasta la ingle en todos los pozos ciegos que encuentra por delante. Que hable con Reig Pla. El cura le agradecerá su apoyo entusiasta a la doctrina de Gallardón sobre el aborto, sin duda. Y de paso, por el mismo precio, la confesión.
Reig Pla en la manifestación contra la libertad de las mujeres en París en enero de 2014 |
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