31 julio 2014

Gaza, ¿por qué no gritas?

¿Por qué no gritas cuando lees que niños y niñas gazatíes encuentran la muerte en un colegio de las Naciones Unidas bajo los morteros del gobierno israelí? ¿Por qué no te estremeces cuando ves que madres de Rafah o de Yamalia claman por no poder defender a sus hijos de las bombas de Netanyahu? ¿Por qué no te horrorizas cuando ves que los hospitales abarrotados de Jan Yunis son objetivo de los obuses del ejército de Tel Aviv? ¿Por qué no te conmueves cuando sabes que abuelos de Gaza lloran los cuerpos despedazados de sus nietos? ¿Por qué no te aterras al imaginar el estado de terror permanente en que vive el millón y medio de palestinos que habitan la Franja? ¿Por qué te callas cuando escuchas que al otro lado de nuestro mar los niños y las niñas no pueden jugar, no pueden dormir, no pueden soñar por el mero hecho de ser hijos de su país? Gritos, estremecimiento, horror, conmoción, terror, silencios. Muerte, humillación, indignidad, vileza, opresión. El 90 por ciento de la ciudadanía judía de Israel apoya a su gobierno en esta nueva masacre de Gaza. La comunidad internacional ha sido otra vez incapaz, casi 1.400 muertos después, de imponer una sola sanción al gobierno y al Estado que están provocando la matanza.


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