Valmor amenaza con convertirse en el penúltimo gran quebradero de cabeza de Alberto Fabra. La empresa creada para organizar las carreras de Fórmula 1 en Valencia con capital privado generó una deuda multimillonaria que acabó siendo absorbida íntegramente por la Generalitat. Y eso a pesar de que Valmor se hizo con los casi 50 millones de la recaudación de las cuatro ediciones de la carrera en el circuito urbano de Valencia. Y de que está acreditado por las pesquisas hechas por el PSPV y el resto de la oposición que desde el minuto cero los gastos de organización corrieron a cargo de empresas de la Generalitat. Lo que, según Camps, no tenía que costarnos ni un euro a las arcas públicas ha acabado, como tantas otras iniciativas impulsadas por el clan gaviota, en un pozo sin fin de recursos públicos. Ahora nos hemos enterado, como denunciara la pasada semana la diputada socialista Eva Martínez, que hay indicios suficientes para pensar que la mayor parte de la recaudación procedió de compras masivas de entradas no correspondidas con el público que realmente asistió a las carreras. Tal vez esto es lo que celebraban Camps y Rita Barberá, sonrisa en rostro, en su vuelta triunfal al volante de aquel Ferrari: la apertura de un nuevo sumidero por el que desviar fondos públicos a cajas privadas con el que continuar el saqueo de nuestras instituciones. Fabra cerró el círculo con la asunción y el pago, sin rechistar, de la deuda acumulada por Valmor. Un negocio perfecto a costa de la Hacienda valenciana. A costa de nuestros derechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario