27 diciembre 2014

El TRAM de Castelló: el último grito...

Hace 10 años el ayuntamiento de Castelló de la Plana, entonces presidido por Alberto Fabra, y la Generalitat Valenciana, hoy presidida por el mismo Fabra, nos vendieron a los y las castellonenses la construcción de un transporte público de última generación que iba a enlazar el sistema de ciudades de La Plana. Nos dijeron entonces que Castelló, Benicàssim, Vila-real, Borriana y Almassora estarían conectadas con este alarde de modernidad tecnológica en 2011. No iba a ser un tranvía, como los de las áreas metropolitanas de Alicante y Valencia. No. Eso era una antigualla que no estaba a la altura de lo que merecía Castelló. Pronto descubrimos que nos estaban hablando de un trolebús. Y denunciamos,muchos, que ese no era el transporte idóneo para garantizar la conectividad supramunicipal. Antiguos que éramos. Hoy, 10 años después (ya escribí aquí hace tiempo que a finales del XIX bastaron cuatro años para diseñar, construir y poner en marcha un tren de vía estrecha que unía Onda, Borriana, Vila-real, Almassora y Castelló), el TRAM ya circula. Más de 100 millones de euros para recorrer ocho kilómetros, los que hay entre los extremos este y oeste de la ciudad de Castelló. No tiene carácter metropolitano, como cabía esperar. El alarde tecnológico ha sido, en realidad, un alarde de improvisación, con parte del trazado construido y no transitable por decisión judicial al incumplir preceptos legales; con espacios diseñados para el cruce de vehículos por donde no pueden hacerlo; con un sistema semafórico que no funciona... Pura metáfora de la incapacidad de las administraciones implicadas para dar utilidad pública a nada de lo que hacen. Otro despropósito a coste de oro para las arcas públicas, las mismas que no tienen un euro para atender las necesidades más básicas de miles de ciudadanas y ciudadanas castellonenses. Sólo un dato: de tan moderno, el trolebús se ha averiado a los tres días de iniciar su andadura; y con tanta modernidad sólo puede ser reparado por la empresa polaca que lo suministra que lo hará en un mes. En fin, no sigo por no aburrir. La propaganda fabrista sigue diciendo en los medios locales que somos la envidia de Occidente por tener el último grito en transporte urbano. Y doy fe que algunos se lo siguen creyendo. Es lo que tenemos por estos lares. Buenas fiestas, querid@s.


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