No conozco a Olvido Hornigos. Sé, desde ayer, que es concejala de Los Yébenes por el PSOE y que había presentado inicialmente su renuncia por la puesta en circulación en internet de un vídeo privado con contenido sexual en el que aparece. Ni he visto el vídeo ni sé cómo ha llegado a la Red. Lo que sí que sé es que este episodio alumbra, una vez más, la indecencia de una sociedad que se escandaliza por la libertad íntima y se adocena ante la indignidad pública. Olvido ha perdido la privacidad a manos de quienes, muy probablemente, desconocen el valor de la virtud ciudadana. En esta pira expiatoria en que algunos quieren convertir la vida política no hay límites para el descrédito hipócrita de quienes deciden comprometerse con la comunidad. Un Gran Hermano que ampara la delación moral bajo el anonimato de quienes sueñan por convertir esto en el Gran Casino. Un mundo hipócrita que lamina la libertad de todos. Lo que haga Olvido será lo que deba, ella sabe mejor que nadie qué decisión debe tomar, pero que los asaltantes de su intimidad se cobren el precio de la dignidad de una concejala me produce náuseas.
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