El desmantelamiento del sistema sanitario público por parte de la derecha gobernante continúa su camino. La implantación del repago en el transporte de los enfermos a los centros hospitalarios para seguir sus tratamientos oncológicos o de diálisis introduce nuevos factores de discriminación en nuestra sociedad. Y va a castigar de forma muy significativa a los ciudadanos y ciudadanas de las áreas rurales de nuestro país. Lo que viene ocurriendo con la sanidad pública durante los últimos meses, como en otros ámbitos, evidencia el valor de lo conseguido antaño y la vulnerabilidad de las conquistas sociales si no son defendidas convenientemente por la ciudadanía. Cuando el pueblo entrega el poder a quienes tienen sobradamente acreditada su aversión hacia el interés general les capacita para liquidarlo. La responsabilidad de los ciudadanos está en la defensa de lo de todos frente a quienes quieren el beneficio de la minoría. El pánico y la mentira son atenuantes de esa dejación de responsabilidad pero nunca eximentes. Porque la gente debe saber que cuando decide entregar la llave del gobierno a unos o a otros legítima unas u otras políticas, se corresponsabilidad de lo que sus elegidos hacen. Es imperativo que, de una vez por todas, aprendamos esta primera lección de la democracia.
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