01 febrero 2013

Lo que Fabra debe decir sobre Gürtel

El joven de los Fabra, el presidente de la Generalitat, volvía ayer a hablar por no callar. Que confía en su partido y que lleva mucho tiempo en él y sólo ha visto "honradez, dignidad y saber hacer", dijo. Él, que creció políticamente en el regazo del otro Fabra, que fue ungido por Camps para sucederle, que consiente un grupo parlamentario trufado de imputados e imputadas por supuesta corrupción. Aunque, pensándolo bien, qué va a decir. Su suerte está unida a la de sus jefes en Génova. Ya no va poder hacer lo que debería haber hecho cuando llegó al Palau de la Generalitat, levantar alfombras y airear armarios para exorcizar los demonios del zaplanismo y del campsismo. No lo hizo, porque no pudo, o porque no tuvo ni el coraje ni la decencia política que los momentos requerían. Ahora Gürtel devora con rabia inusitada a sus siervos. Una orgía de traiciones y ajustes de cuentas entre los corruptos que despedaza al Partido Popular y en la que de nada va a servir ponerse de perfil. ¿Está Alberto Fabra en condiciones de afirmar con rotundidad que lo que se hacía en Génova no se ha hecho en Valencia? ¿Puede decir con contundencia que el reparto de los dividendos de la corrupción entre los jefes y jefecillos de la derecha no ha sido aquí una práctica habitual? ¿Tiene la certeza de que el partido que preside se ha financiado de acuerdo con las leyes? ¿Y qué piensa hacer para limpiar las toneladas de lodo tóxico que emponzoñan la salud democrática de las instituciones valencianas? Esto es lo que tiene que decir nuestro presidente. Hablar por no callar no le va a servir de nada. La suerte está echada.

Paula Lorenzo Chiva. Libertad. 2013

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