"Lorca fue una de las tempranas víctimas del holocausto granadino y, contrariamente a lo que se ha dicho a menudo, no lo mataron en el barranco de Víznar. El poeta y sus tres compañeros de infortunio fueron conducidos, antes del alba, un poco más allá por el camino de Alfacar.
El coche o camión se paró donde, en medio de un páramo, había entonces un viejo olivar, lugar hoy ocupado por el parque Federico García Lorca. El poeta ni tuvo el consuelo de ver la luna porque ésta, en su último cuarto menguante, se había puesto antes de las dos de la madrugada.
Los verdugos despacharon a sus víctimas al pie de un olivo que todavía existe, al lado del plinto que señala el lugar del suceso, utilizando con toda probabilidad los faros del vehículo.
Poco después llegó el que tenía que excavar el hoyo [...] Los enterró en una zanja estrecha, uno encima del otro. Cuando volvió a La Colonia le dijeron que el hombre de la 'pata' de madera era maestro de escuela de un pueblo cercano y que el de la corbata era el poeta Federico García Lorca."
Ian Gibson
Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca: 1898-1936.
Barcelona: DeBolsillo, 2006. p. 683-684.
Fotografía en el dominio público. Vía Wikimedia Commons |
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