25 marzo 2013
Fabra, el último cacique
Dijo de él Mariano Rajoy que era el ciudadano ejemplar. Dicen los suyos que nadie como él ha trabajado por poner a Castellón en el mapa. Y dice el juez Jacobo Pin que él, Carlos Fabra Carreras, deberá sentarse ante un tribunal para dar cuenta ante la Justicia de la supuesta comisión de delitos contra la Hacienda pública, cohecho y tráfico de influencias. Tras nueve años de tortuoso procedimiento judicial, el que fuera todopoderoso jefe del Partido Popular castellonense calentará el banquillo de los acusados procesado por años de desmanes, abusos y ejercicio omnímodo del poder. El último cacique de una saga familiar que ha ocupado desde el último tercio del siglo XIX las instituciones provinciales convirtiendo la cosa pública, de todos, en cosa nostra, de ellos. Un personaje irrepetible que hizo de la arbitrariedad y la ostentación, del favor a los propios y el desprecio a los otros, su forma de actuación en la vida pública. Y que creó una pléyade de estómagos agradecidos que aún hoy siguen jurando fidelidad al jefe. Nada de cuanto dijo iba a hacer por y para Castellón es hoy realidad, ni siquiera su último gran sueño, el aeropuerto que preside la efigie que encargara a Ripollés. Vendió entre los suyos y estos entre todos que era el gran conseguidor, el intermediario eficaz con Valencia y Madrid para sacar nuestra tierra del ostracismo. Humo, todo humo. Bien se lo ha cobrado, él y sus amigos. Ahora pasará por el banquillo. Los jueces hablarán. ¿Qué dice Alberto Fabra de su jefe político? ¿Alguien ha oído algo?
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