Los trajes que la red mafiosa Gürtel regalara a Rafael Betoret (recordad, el que fuera jefe de gabinete de Milagrosa Martínez en la Conselleria de Turismo) acabarán en un contenedor de reciclaje de ropa usada. Todo un símbolo, una imagen que ilustra más que mil palabras las andanzas de la corrupción gaviota en el País Valenciano. La soberbia pavonería de esta casta de desvergonzados echada a un contenedor. Otro símbolo. Betoret se autoinculpó, con Víctor Campos (quien fuera vicepresidente del Consell), del delito de cohecho impropio ante el TSJ valenciano; habían pactado con Camps y Costa hacerlo los cuatro; estos traicionaron en el último momento a sus compinches y no acudieron ante la Justicia. Hoy Camps declara de nuevo por otro caso de corrupción, el caso Noos. Miseria sobre miseria. Y Alberto Fabra paseándose por las televisiones para decir aquello de "¿la Comunitat? bien, gracias". Almodóvar no lo haría mejor. Un esperpento.
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