Parece que está establecido por algunos que criticar la ausencia de mujeres en el gobierno de Tsipras es apoyar el austericidio. Que denunciarlo es aplaudir a la troika y combatir una alternativa social frente al poder financiero instalado en Europa. Así parece. Pues yo digo que me satisfacen tanto las medidas de regeneración social tomadas ayer por el gobierno griego como me indigna que en él tenga cabida la derecha de Kamenos y no quepa una sola mujer. Y me desagrada más aún lo que leo y oigo aquí para justificar tan clamorosa ausencia. Eso de que le pregunten a los griegos si prefieren comer o tener mujeres en su gobierno es una trampa inaceptable. ¿Y si le preguntamos a las familias de las víctimas de asesinato si están o no por la pena de muerte para los asesinos? Un debate falso. La igualdad no es troceable. La vieja izquierda, durante décadas, renunció a la igualdad de género como objetivo esencial de su discurso y su práxis política. Simplemente no se contemplaba, al menos entre la inmensa mayoría. No será hasta los años 60 y 70 cuando la lucha de las mujeres por la igualdad real comienza a abrir espacios en las propuestas progresistas. Y todavía hoy continua siendo más deseo que realidad. No, no hay igualdad y justicia social sin igualdad de género. No la hay. Es esencialmente imposible. Y no, no es creíble que ni una sola mujer esté capacitada en Grecia para afrontar los gravísimos retos que tiene su gobierno. El mensaje de Tsipras es demoledor: esto es cosa de hombres, cuando lo solucionemos ya os dejaremos espacios. Y lo es, más aún, convertido como se ha dicho en referencia de otra Europa posible. No, me indigna. Y sí, me indigna desde la izquierda.
29 enero 2015
27 enero 2015
Cadena perpetua en el reino de Bárcenas
Convertir el derecho penal en sumidero de pasiones ciudadanas es una muy mala práctica política. El gobierno de Rajoy, al reintroducir la cadena perpetua en nuestro sistema penal de forma unilateral, frente al rechazo del resto de fuerzas políticas, ha hecho de esa mala praxis un monumento al cinismo político. Saben ellos que esa medida no servirá para generar más seguridad y que responde exclusivamente a esa suerte de populismo penal tan grato a la derecha. Uno de los muchos bulos que conforman el discurso automutilador al que tanto nos aplicamos en este país es el que dice que aquí los delincuentes nunca entran en prisión. Lo llevamos oyendo décadas. Eso de que entran por una puerta y salen por la otra al poco por culpa de un sistema penal melifluo. Mirad, España tiene la mayor población reclusa de la Europa occidental en cifras absolutas; y más aún si lo ponemos en relación con nuestra población. Y esto ocurre en un país que presenta tasas de delincuencia sensiblemente inferiores a la media de nuestro entorno. Quien delinque debe pagar su deuda con las víctimas y el conjunto de la sociedad, ese es un principio esencial de la convivencia democrática. Así ocurre ya en nuestro país, por más que muchos se nieguen a admitirlo. La vía del revisionismo penal espasmódico es un atajo falso que no pretende mejorar la convivencia ni garantizar mejor seguridad sino obtener réditos electorales del dolor de las víctimas. Y cuando eso lo practica un gobierno que ampara con sus silencios, o directamente con su complicidad, la delincuencia organizada resulta simplemente deleznable.
Dignidad griega
Frente a la dialéctica del miedo a la aventura la ciudadanía griega ha expresado su miedo a la certeza de la miseria. Su voluntad de cambiar la imposición por la negociación, la exclusión por la inclusión, el austericidio decidido por otros a la autonomía para decidir. La victoria de la coalición de izquierdas Syriza aúna exigencias progresistas y nacionalistas a un tiempo y abre un nuevo ciclo político en ese país que requerirá de grandes dosis de realismo, tanto en los nuevos gobernantes helenos como en el conjunto de Europa. Realismo audaz, que es lo que necesita la Unión para romper el nudo gordiano que la atenaza. Habrá que ver qué queda en el ejercicio de gobierno de las proclamas electorales de Tsipras y qué efecto tiene el cambio griego en las sociedades de la Europa atlántica, cada vez más trufadas de populismos xenófobos. La pedagogía política, la audacia y la lucha contra la desigualdad galopante han de conformar la hoja de ruta de Europa, tal y como venimos reclamando muchos desde hace tiempo. Europa y los europeos han de cambiar y no sólo para conservar lo que tenían sino para encontrar un nuevo espacio en un mundo radicalmente distinto. Y esos cambios, esenciales, de raíz, han de llegar con el convencimiento de la gente de la necesidad de asumir nuevos retos. No sólo será cuestión de voluntad, va a hacer falta mucho entendimiento del tiempo en que vivimos.
22 enero 2015
La Policía visita a Fabra
Una vez más la Policía ha tenido que sacar a los corruptos de las instituciones que Fabra era incapaz de entregar a la Justicia. El Palau de Les Arts, la joya de la corona gaviota, epicentro megalomaníaco del poder popularista valenciano, sirvió de escenario a un nuevo episodio de la saga policíaca que viene jalonando los últimos años del tiempo de la indecencia. Han pasado muchos años desde que la oposición política comenzará a denunciar las malas prácticas que regían en la dirección del Palau. Ni Camps ni Fabra hicieron nada para abortarlas. Al contrario. Ayer entró la Policía y se llevó a quienes ellos habían dado patente de corso. Ahora, colmo de desvergüenza, vienen a decirnos otra vez que las líneas rojas del fabrismo están ahí para echar a los corruptos. Pero... ¿es posible mayor cara dura? No, no y no. Por mucho que se desgañiten Fabra y sus corifeos. Que no, caramba, que no. Ni uno solo de los corruptos ha sido entregado a la Justicia por el jefe de la banda, ni uno. No hay un solo caso, y mira que los ha habido, que haya sido desactivado y puesto a disposición judicial por esta gente. Ayer el Palau del trencadís fue como nunca metáfora de las décadas de la indecencia: policías, jueces, dirigentes esposados y el espíritu de Calatrava sobrevolando los andamios. Y algunos todavía siguen dudando de dónde se encuentra el enemigo.
20 enero 2015
Albinoni, su adagio y la impostura
Muchos de nosotros conocimos a Albinoni a través de su adagio en sol menor. Nos enamoramos de la música barroca escuchando las notas compuestas por el veneciano a principios del XVIII. El adagio, el Canon de Pachelbel y el Aria en re menor de Bach forman una tríada adictiva que no deja de resonar en nuestras cabezas. Resulta, sin embargo, como bien sabéis, que el bueno de Albinoni no escribió ni una sola de las notas del adagio; ni siquiera conoció de su existencia ya que habrían de pasar casi de dos siglos desde su muerte hasta que Renzo Giazzoto compusiera la pieza. Ni era de Albinoni ni fue escrita e interpretada en el Barroco. Fue el editor de la obra de Giazzoto quien la vinculó con el músico veneciano en una operación de marketing sin duda exitosa. No siempre lo que parece ser es. No siempre lo que nos dicen que es lo es realmente. Hoy Albinoni es fundamentalmente conocido por algo que nunca escribió. Puede que sea intrascendente y es cierto que ese trabajo compuesto a mediados del XX nos acerca como pocos a la Europa del XVIII. Pero parte de una impostura. Una apariencia de realidad basada en una verdad a medias o en un engaño intencionado. Así en esto como en tantas cosas, el marketing obra milagros. Lo llamarán inteligencia comunicacional. Es posible, hay nombres para todo, pero a Albinoni lo que es de Albinoni y a Giazzoto lo que es de Giazzoto. Que se sepa.
19 enero 2015
Izquierda y derecha
Hace 50 años Gonzalo Fernández de la Mora, ideólogo de cabecera del tardofranquismo, escribía su Crepúsculo de las ideologías, donde argumentaba sobre el final de las grandes concepciones del mundo, de los constructos filosóficopoliticos que habían dado sentido a la interpretación de las formas de organización social hasta el momento. Las ideologías colapsaban incapaces de dar soluciones globales a la realidad. Lo de las izquierdas y las derechas era asunto caduco frente al gobierno de los técnicos, la tecnocracia. Estos eran los que realmente sabían lo que había que hacer. Lo que años más tarde y desde planteamientos muy distintos llamaría Fukuyama el fin de la historia convertido el liberalismo en argumento exclusivo y excluyente tras el hundimiento del sovietismo. Y seguimos ahora a vueltas con aquello de que ya no hay izquierda y derecha, que esa disyuntiva es cosa ya superada. Que hay unos que atesoran todas las respuestas, todas las soluciones; que sólo en ellos es admisible la duda y la rectificación porque cuando en ellos se produce es fruto de la certeza de que hay que cambiar lo que no gusta o es imposible realizar; que sólo ellos aciertan a entender la realidad y que esta es maleable a su voluntad. Son estos, que se adornan del prurito de la ciencia (el que niegan a todos los demás), los que dicen tener la patente exclusiva de la verdad revelada. En fin, yo, pobre de mí, nunca he creído en los albaceas del pensamiento único, ni ahora ni nunca. Nunca me he fiado de quienes dicen saberlo todo y tener receta para todo. Siempre he creído en la riqueza de la diversidad. Y, sí, sigo pensando que hay una izquierda y una derecha y que cuantos más seamos en la primera mejor nos irá a todos y a todas. Pero, vamos, sin pretender sentar cátedra, que nadie se me vaya a ofender.
17 enero 2015
El precio de la educación
Los precios de la educación universitaria han subido un 32 por ciento entre 2012 y 2014. Un tercio en tres años. El del conjunto del sector educativo en un 16 por ciento, casi cinco veces más que el IPC general para ese período. Y esto en un contexto de reducción de las becas gubernamentales para el estudio. Desde 2012 cuesta mucho más estudiar y cada vez cuesta más a quienes menos tienen que sufren al tiempo la subida de precios y los recortes en ayudas públicas. Y no sólo por la disminución en estas últimas, también por los cambios introducidos por Wert que priman las notas sobre la capacidad económica de las familias para costear el estudio de sus hijos. Esta es la cruda realidad impuesta por las políticas educativas de Rajoy. Políticas, ya sabéis, de desigualación. Lo dice el INE. Y dice más. El segundo sector donde mayor incremento han tenido los precios en este trienio, la sanidad. Hace tiempo que vengo escribiendo aquí sobre las nuevas burbujas que venían a reemplazar al estallido del festín inmobiliario. Las que la derecha está alimentando con la liquidación de los servicios públicos esenciales y su trasvase al sector mercantil privado. El resultado: más oportunidades de negocio para algunos y menos oportunidades de progreso para la mayoría. Esto no es fruto de la casualidad, no. Es la estrategia de la desigualación puesta en marcha por el Partido Popular allá donde gobierna.
14 enero 2015
#StopMachismo
#StopMachismo Teresa y Natividad fueron asesinadas ayer en Elx. Otra vez a manos de un tipo que decía quererlas. El excompañero de Teresa las mató y después se suicidó. Teresa lo había denunciado hace año y medio por maltrato psicológico continuado; el tipo fue absuelto en el juicio. Parece que durante un tiempo una orden de alejamiento le obligaba a no acercarse a ella; ya había prescrito. Parece, también, que el fulano llevaba días anunciando que iba a matar a su expareja; nadie dijo ni hizo nada. La mató y mató también a Natividad; el suicidio vino después, lamentablemente. ¿Cuántas humillaciones, cuántas vejaciones, cuántas ofensas, cuántos desprecios debió sufrir Teresa antes de ser asesinada por este macho alfa encabritado? Nos indignamos enfurecidamente cuando los totalitaristas golpean nuestra sociedad como hicieron hace unos días en París. Y lo hacemos con razón. Pero asumimos con desgraciada naturalidad el reguero de sangre y dolor que tan a menudo provoca el machismo criminal entre nosotros. O el clima de indignidad que genera en miles y miles de hogares. El machismo siembra el germen del más vil de los totalitarismos: el que alienta, legítima y perpetúa el sometimiento de ellas a los valores que empoderan a ellos, a nosotros. El asesino de Teresa y de Natividad es un criminal, responsable último de sus actos miserables. Pero es el machismo, las relaciones de poder que establece, la desigualdad indecente que impone, lo que debe ser combatido hasta el fin.
12 enero 2015
Merxe Escrig Conway
Sé, Merche, que hubieras estado en París gritando por la libertad. Hubieras estado con tu corazón inmenso, con tu compromiso perpetuo, con tu vitalidad inabarcable. Nos hubieras convocado a todos y a todas, tu gente, tanta, a estar allí. Como estuviste siempre en toda causa que hablara de solidaridad, de igualdad, de libertad. Esta vez no pudiste. La vida que tanto amabas te dejó, se te escapó este fin de semana. Y tú nos dejaste a todos huérfanos de tu pasión, de tu aliento, de tu talento insustituible. Sonrisa impenitente, calor mediterráneo bajo el que cobijabas ilusiones, sueños, palabras y emociones propias y ajenas. Siempre, siempre el amor. Hacia todo y para todos. Pasión por lo imperceptible, por aquello que muchos tardábamos en ver, en sentir. Aprendimos tanto contigo, a ver sin mirar, a oír sin escuchar, a sentir sin estar y a estar, escuchar y mirar la vida con intensidad. ¿Te acuerdas, aquel día de junio de hace casi 30 años, en la biblioteca pública de Castellón? Empezábamos. Tanto tiempo ya, tanto vivido. Pfffff, Merche, cuánto nos va a costar y cuánto vamos a lamentar no vivirte. Porque, sabes, en torno a ti hemos construido muchos y muchas gran parte de nuestras vidas, de nuestros proyectos, de nuestras querencias, de nuestras costumbres. Gracias siempre, querida luchadora.
Merxe Escrig Conway nos dejó la madrugada del sábado en Cambridge, abrazada a Julián, Mario y Ángela. Sabéis que nunca dejaremos de quereros. Siempre estaréis, los cuatro, en nuestras vidas. Dolor.
Merxe Escrig Conway nos dejó la madrugada del sábado en Cambridge, abrazada a Julián, Mario y Ángela. Sabéis que nunca dejaremos de quereros. Siempre estaréis, los cuatro, en nuestras vidas. Dolor.
11 enero 2015
"Vosotros mirones, bajad de los balcones"
Hagamos que suceda. Que suceda el cambio que precisa este país para recuperar la dignidad secuestrada por quienes lo gobiernan. Hagámoslo ya, con decisión, con convicción, con la pasión que exige la encrucijada histórica en que nos encontramos. No vendrá, hay que traerlo; no será, hay que construirlo. El cambio es hoy vital para el futuro de los y las valencianas, inaplazable. Recuerdo aquellas manifestaciones de finales de los 70 y principios de los 80: "vosotros mirones, bajad de los balcones", decíamos a quienes contemplaban desde el tendido la lucha por la democracia que se libraba en las calles. La libertad no llegó, la trajimos; el Estado social, o los derechos, o el autogobierno no fue, lo construímos. La democracia se construye a diario, si no muere de pura asfixia. Nunca debieron tantos permitir que ocurriera lo que ha ocurrido en el País Valenciano, nunca. No era inevitable, no lo es ahora. Y no lo va a ser si nos comprometemos la mayoría social a que así sea. Activar el cambio, hacerlo posible para no avergonzarnos más de lo que aquí pasa. No esperemos a que venga, vayamos a por él. Quedan 130 días.
Rob Watling. Je suis Charlie. 2015. Flickr. Compartido con licencia Creative Commons BY-NC-ND 2.0 |
08 enero 2015
#JeSuisCharlie
Como los de Londres, Gaza, Mali o Madrid, los asesinatos de París no callarán la libertad. Ayer los liberticidas golpearon con saña el corazón de la democracia. El espíritu de la República y el valor de la expresión libre. No son más víctimas estas que otras que a diario mueren bajo el horror de regímenes criminales o de estrategias diabólicas que dicen defender no sé qué valores. Muertes igualmente injustas, viles, deleznables. Otras son anónimas, las de ayer tenían nombre y apellidos: libertad de expresión, libertad para hablar, para contar, para discrepar, para criticar, para cuestionar, para informar. Cerca de Notre Dame, a orillas del Sena. Igual de dolorosas, pero estas eran nuestras. Nuestra forma de vivir, de convivir, de pensar. La que nos hace fuertes frente a quienes, dentro o fuera, proclaman el fin de la libertad. Charlie Hebdo seguirá como lo harán los valores republicanos frente a la tiranía de la violencia de quienes pretenden imponer con sangre su falsa verdad. Aquí o allá. No caigamos en su trampa criminal. No.
Nueva política
La nueva política se hará desde la participación de la ciudadanía o no será. Ciudadanos y ciudadanas implicados, corresponsables, decididos a asumir el protagonismo que la democracia les exige. La escasa participación ciudadana en las elecciones de las estructuras de poder orgánico en Podemos (unos 85.000 votantes en toda España, algo más de una cuarta parte del censo de inscritos proclamado por ese partido) evidencia las dificultades que tiene la política partidaria en nuestro país para implicar a la sociedad. No hablo del potencial electoral de unos u otros, ni de su visibilidad mediática. Digo de la capacidad de activar el empoderamiento ciudadano en las organizaciones políticas y, a partir de ellas, en los mecanismos de influencia democrática. Los partidos, los de largo recorrido histórico como el PSOE o los de nuevo cuño como Podemos, necesitan vitalmente alimentarse de ese flujo de compromiso ciudadano para evitar la esclerosis de sus estructuras de decisión y acción política. Y la democracia lo exige, si de lo que se trata, más allá de un cambio de élites, es de alumbrar nuevas formas de hacer e interpretar la política. Esto, que tiene valor general, es mucho más importante desde el ámbito de la izquierda y sus diversos proyectos de transformación de la sociedad. Participar y propiciar la participación para garantizar el poder de la ciudadanía. Y esto se consigue por convencimiento, más que por asalto.
Rachel Titiriga. Day 309 - Hey You! VOTE! Flickr Compartido con licencia Creative Commons BY-NC-ND 2.0 |
07 enero 2015
Grecia y Europa
Puede ser que el gobierno alemán contemple la posibilidad de una Unión Europea sin Grecia. Lo dicen algunos medios teutones, aunque parte de ese gobierno, el SPD, lo niegue. Sea o no así, la cierto es que la Europa unida no puede serlo sin Grecia. Ni la Europa resumida del euro. Más allá del peso económico de ese país en el conjunto de la Unión (en torno al 2 por ciento del PIB total), la salida de Grecia escenificaría de manera incontrovertible el fracaso político del proyecto de integración europeo. Los griegos van a decidir sobre su gobierno en unas semanas. Nadie niega a estas alturas las tremendas responsabilidades de sus élites políticas en el desastre social y económico en el que se ha sumido la sociedad helena. Ni las consecuencias nefastas de la gestión de la quiebra griega por las autoridades europeas. La ciudadanía griega ha de poder elegir sin tutelas su nuevo gobierno, que deberá negociar con realismo un nuevo escenario que permita recuperar las constantes vitales del país dentro de la Unión. Una negociación que exigirá de la misma predisposición al acuerdo por parte de la Comisión Europea y del resto de centros de poder del continente, con imaginación y propósito de enmienda. Grecia sin Europa está condenada a más dolor, sin duda; pero Europa sin Grecia certificará la renuncia al único proyecto válido de futuro para las y los europeos: más Europa, más integrada, más solidaria. Nuestra historia común, que se inició en Grecia, así lo acredita.
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