Reclamaba ayer mi buen amigo Vicent Giménez Chornet la elección con listas abiertas como uno de los elementos clave para la regeneración democrática de nuestro país. Lo piensan muchos y seguramente es así al transferir desde el aparato de los partidos a la ciudadanía la decisión última sobre quiénes la van a representar. La práctica de la democracia en España precisa de reformas radicales que la hagan más trasparente y representativa. Reformas legales, por supuesto, pero también en las costumbres y en los modos. Esta noche se ha celebrado en los Estados Unidos el tercer debate público entre los dos candidatos a la presidencia de esa república. ¿Alguien imagina aquí ese escenario? En Gran Bretaña, hace unas semanas, el Gobierno conservador de Cameron acordaba con el de Escocia la celebración de un referéndum de independencia en 2014. En Alemania o en Bélgica los estados federados condeciden con el Gobierno federal la posición en asuntos europeos. En Francia, el Partido Socialista eligió a su candidato a las presidenciales previa consulta vinculante a cuantos ciudadanos y ciudadanas quisieron participar en unas primarias que movilizaron a más de dos millones de franceses. Las banderas de la transparencia y de la participación ciudadana han de ser los estandartes de esa regeneración democrática que urge en España. Y eso no va a debilitar la lucha contra la crisis; al contrario, le otorgará la legitimidad que precisa.
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