Caerían en un grave error el Gobierno y el partido que lo sustenta al considerar los resultados de las elecciones gallegas una suerte de validación general de sus políticas. La legítima satisfacción por el triunfo electoral no debe confundirlos: su estrategia de la liquidación de derechos y futuro cuenta con un amplio rechazo social y su torpe gestión de la cuestión nacional catalana está generando una deriva endiablada que amenaza la propia supervivencia de España. Las bravuconerías de Cristóbal Montoro ayer a cuenta de los Presupuestos de 2013 (los más sociales de la historia, dijo entre otras sandeces) echan más leña al fuego del cabreo patrio. Son incapaces de entender que la política de la soberbia y de la prepotencia es justo lo contrario de lo que precisamos. Así, con esa petulancia, es imposible implicar a la gente en la reconstrucción política, moral, social y económica del país. Lo dijo Unamuno ante los terroristas del 36: "venceréis pero no convenceréis". Pues eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario