15 octubre 2012

Por una Europa de y para las gentes

La concesión del Nobel de la Paz de este año a la Unión Europea ha generado críticas sin fin. Es lo que tiene este estado de frustración creciente en que la crisis ha sumido a nuestra sociedad. Lo que hace apenas cinco años era percibido por gran parte de la ciudadanía como un espacio de referencia en la construcción de la democracia social es ahora objeto de repudio generalizado. Europa es vista por mucha gente, en España y en el resto de la Unión, como causa de la deriva antisocial de nuestro tiempo. Y creo firmemente que es ahora precisamente cuando necesitamos más Europa, más democracia europea, más cooperación europea, más integración europea. Las políticas de desguace del Estado social no son Europa, son políticas de una cierta Europa, la del mercadeo, la de la insolidaridad. No vamos a superar este tiempo derrumbando el sueño europeo. El fracaso de la Unión acabará por convertirnos en pequeños actores irrelevantes en el escenario global, más vulnerables. Por ello es imprescindible que las izquierdas europeas, que quienes tenemos la convicción de que el Estado del bienestar no es un impedimento sino nuestra mayor ventaja competitiva frente a otros modelos de desarrollo, articulemos políticas de ámbito supranacional que den respuesta certera a la coalición del gran capital europeo. Hemos de volver a soñar con una Europa libre, fuerte, solidaria, democrática. Una Europa de y para las gentes.

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