11 junio 2014

El 27 por ciento del PIB valenciano en el lado oscuro

Casi el 27 por ciento del PIB valenciano escapa al control del Estado. Más de una cuarta parte de nuestra economía está sumergida, es opaca para la Hacienda pública. Hablamos de uno de cada cuatro euros generados en nuestro país. Una proporción insoportable para un modelo de sociedad que necesita fuertes ingresos fiscales para mantener el Estado del bienestar, la calidad de sus servicios y la universalidad de sus prestaciones. El impacto de la crisis ha sido brutal en este sentido; en Castellón, por ejemplo, entre 2008 y 2012 el peso de la economía sumergida pasó del 20 al 27 por ciento. La crisis ha creado el entorno perfecto, y la debilidad de los mecanismos de control estatales sobre la economía privada, con cuerpos de inspección manifiestamente insuficientes, han posibilitado la multiplicación del dinero negro. Y un tercer factor, igualmente esencial: el descrédito de los poderes públicos, la quiebra de confianza entre las administraciones públicas, sus dirigentes y la ciudadanía. La falta de ejemplaridad de los gobernantes, el rosario de asuntos pestilentes que se ventilan a diario en el País Valenciano provoca en una sociedad, ya de por sí proclive al incumplimiento de sus obligaciones fiscales, la ocultación de buena parte de su actividad económica. Con ese nivel de economía en B difícilmente podemos pretender sostener unas prestaciones públicas dignas. Y con esos comportamientos de quienes tienen obligación de actuar ejemplarmente ante la mirada de los contribuyentes poco se puede luchar contra el fraude fiscal masivo. Este ha de ser uno de los asuntos primeros sobre los que trabajar un futuro gobierno de la Generalitat.

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