El efecto de las políticas del gobierno de Rajoy sobre la estrategia energética española va a ser demoledor. Lo está siendo ya. En dos años y medio los sectores vinculados a las renovables (desde la investagación y el diseño a la explotación, pasando por la fabricación de componentes y su instalación) han visto cómo se iba constriñendo su espacio de negocio. España ha pasado de ser un país de referencia en el mundo por su apuesta por la generación de energía a partir de fuentes renovables a serlo por su renuncia a las energías limpias. Incluso la cogeneración en plantas industriales a partir del aprovechamiento de excedentes de los procesos de fabricación está siendo estrangulada por las políticas gubernamentales; 53 millones de euros anuales, por ejemplo, perderá el sector azulejero castellonense por este motivo. El apoyo público a la investigación, fabricación y producción de instalaciones y energía renovable es vital para nuestro futuro como país. Las medidas del Gobierno de España liquidando la viabilidad del sector y conduciéndolo a la marginalidad son desastrosas, ya no sólo para nuestro mix energético sino también para el cambio de modelo económico que precisamos. Hay que recuperarlas en buena parte; como hay que apostar decididamente y sin titubeos por el fomento de la producción distribuida o autogeneración. El viento y el sol nos ofrecen oportunidades a las que no podemos renunciar.
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