Decía ayer Eduardo Madina que en las calles españolas late la política como hacía mucho tiempo que no ocurría y que el PSOE ha de ser capaz de interpretar el sentido de ese latido si quiere seguir siendo la referencia de la izquierda en nuestro país. No cabe duda de que así es. Quiero saber yo, e imagino que otros muchos socialistas, qué pretenden hacer con el partido los distintos candidatos a secretario general para hacer eso posible. Cómo piensan adaptar las estructuras de la organización, pensadas y levantadas en el tiempo de la democracia industrial (verticalidad, encuadramiento, unidireccionalidad), a una realidad cada vez más fluída, compleja y diversa. Cómo articularlas en el entramado reticular que, más allá del espacio físicoafectivo de las casas del pueblo, debe vincular al partido con las aspiraciones, los sufrimientos, las ilusiones y las necesidades que dan vida a la gente trabajadora. Cómo favorecer el tránsito de compromisos líquidos, de entrada y salida, difusos, para propiciar la aportación de talentos mútiples que desisten de entornos cerrados, esclerotizados. Quiero saber, también, qué pasos darán para empoderar a la ciudadanía en el partido, que no es, como gusta decir Ximo Puig Ferrer, de sus dirigentes, ni siquiera de la militancia, sino de la sociedad. Quiero oír de ellos, de los candidatos, cómo harán del partido un espacio de cristal, transparente, abierto al escrutinio de la gente, sin territorios oscuros. Quiero saber hasta dónde llega su compromiso con las primarias abiertas a la ciudadanía como método normal y habitual de elección de candidatos y candidatas; y si van a aplicarlas o no para configurar candidaturas ante las elecciones locales. Quiero saber para decidir.
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