La ruina de la reputación de la Comunidad Valenciana va a ser el peor de los legados de lustros de gobierno popular. No hay espacio público que no hayan contaminado con prácticas indecentes. Han abusado del poder hasta la náusea. Han convertido en lucro privado desde la recogida de basuras hasta la cooperación al desarrollo. Han prostituído las instituciones hasta hacerlas irreconocibles. Han esquilmado la Hacienda pública con políticas megalómanas de castillos de arena. Han cubierto nuestra voluntad de futuro de un hedor insufrible que nos hace cada vez más débiles como sociedad. Ya está bien. Y ahora no hay recursos para nada. Ahora no hay aliento para luchar con dignidad ante la crisis. Sabíamos lo que estaban haciendo, y así ha sido denunciado una y otra vez desde el PSPV y las demás fuerzas progresistas. Pero no hemos sabido, o no hemos podido, hacérselo saber a la mayoría social. Cabe ahora más y mejor trabajo para construir una alternativa que nos rescate de la tiniebla. Porque la gente decente de este país, la inmensa mayoría de los valencianos y de las valencianas no merecen esto. Y menos aún nuestros hijos.
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