Mucho antes que el Estado, el municipio, nuestros pueblos y ciudades dieron forma a nuestra convivencia en sociedad. El sentido de la pertenencia, de la comunidad, de la participación, de los proyectos compartidos, del futuro colectivo, de la solidaridad, de la permanencia, de la democracia nace en relación al municipio. Durante siglos los hombres y la mujeres que nos precedieron hasta anteayer construyeron su vida, sus pasiones, sus ilusiones en torno a su pueblo. Hoy el Gobierno de Rajoy quiere mutilar la capacidad de nuestros municipios para afrontar el futuro. Dicen que lo hacen para racionalizar el gasto público. Y que para ello es necesario limitar las competencias municipales en beneficio de las diputaciones provinciales y reducir el número de ayuntamientos. Dicen, también, que los servicios públicos que ahora prestan pueblos y ciudades estarían mejor en manos privadas, por aquello de la eficiencia. Ahora, después de desactivar las políticas de desarrollo integral del mundo rural puestas en marcha por el Gobierno de Zapatero, o de reventar las políticas sociales prestadas por el Estado a través de los servicios municipales, o de negar el pago, como hace la Generalitat en el País Valenciano, de miles de millones de euros que corresponden legítimamente a nuestros ayuntamientos, ahora dicen que no creen en ellos, que sobran, que no sirven. Por eso el PSPV ha puesto en marcha una campaña sin precedentes de apoyo a los 384 municipios menos poblados de la Comunidad. Para reafirmar el compromiso de los socialistas valencianos con la democracia municipal y con la viabilidad de futuro de esos pueblos. Porque es el futuro de todos.
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