Arturo Torró es el alcalde de Gandía por el Partido Popular. Anteayer llamó nazis, fascistas y miserables a quienes se manifestaban ante la sede de su partido reclamando de este que cambie su posición sobre los deshaucios. Dijo de ellos que actuaban como las dictaduras más sanguinarias. Eran sus vecinos, contribuyentes de su municipio que costean también el sueldo que él y sus concejales perciben. Miserables, fascistas y nazis. Otros les han llamado etarras, terroristas. No creo en el escrache como solución al drama que padecen miles de familias entre nosotros. Pero creo mucho menos en quienes, obligados como están por razón de su cargo en buscar soluciones y empatizar con el sufrimiento de la gente, han emprendido esta nueva cruzada contra la disidencia. Durante años los antiabortistas de Castellón, como en muchos otros sitios, se han concentrado semanalmente ante un centro de planificación familiar de esta ciudad para abroncar a sus trabajadores por contravenir el designio divino cumpliendo la ley. Eran también escraches, en ocasiones violentos. No he escuchado nunca a ningún responsable público de la derecha decir ni pío al respecto. Ahora son nazis, terroristas, miserables y fascistas quienes manifiestan su rabia por los deshaucios. Tal vez estén empleando maneras equivocadas al expresarla, tal vez. Pero lo que no es de recibo, con certeza, es el afán de la derecha por demonizar a todo aquel que se opone a sus formas de gobernar. No, no creo en ellos, se pongan como se pongan Arturo Torró y los suyos.
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