Espero francamente que Alfonso Bataller, el alcalde popularista de Castelló de la Plana, pueda y sepa dar las explicaciones convenientes ante el TSJ valenciano sobre las supuestas irregularidades detectadas en relación con determinadas contrataciones realizadas por la Conselleria de Sanidad con la trama Gürtel siendo él subsecretario de ese departamento del Consell. Lo espero por él y, sobretodo, por la reputación de la ciudad que gobierna. No lo va a tener fácil el alcalde castellonense. Ni él ni los otros cuatro altos cargos del Gobierno valenciano que han sido imputados por el Tribunal Superior en una de las múltiples causas abiertas por las andanzas de los amiguitos del alma en la Generalitat. Habrá que ver qué indicios han llevado al juez a imputar a Bataller y los suyos, pero los antecedentes de todo lo relacionado con Gürtel no parece favorecer la suerte de los aludidos. Dice el magistrado Ceres que los ha citado "habida cuenta de la presunta y aparente intervención relevante en la decisión de las contrataciones", adjudicaciones, recuerdo, que podrían haber derivado en una financiación irregular del PP valenciano. Hace cuatro años que estalló el caso Gürtel y el partido de Rajoy, Cospedal, Camps y los Fabra ha sido incapaz de dar una sola explicación convincente que lo aleje de las prácticas mafiosas denunciadas. La trama se ha convertido en una trituradora sin fin que está desollando vivo al partido que gobierna nuestras instituciones desde hace lustros y, lo que es mucho más grave, está arruinando irremisiblemente la reputación de nuestro país. No sé que dirá Alberto Fabra de todo esto, pero algo tendrá que decir. Y, por encima de todo, algo deberá de hacer, pero ya.
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