Sigue empeñado el Partido Popular en agrandar la distancia que le separa de la dignidad democrática. La insistencia de Cospedal y sus secuaces en calificar a los manifestantes antideshaucios como nazis y terroristas coloca al partido del emplasmado en el otro lado. No quiero repetir lo que decía hace pocos días, pero me resulta tan radicalmente inaceptable escuchar a diario los vómitos de hiel de la jefatura derechista que creo imperativo exigirles como ciudadano la retractación pública o su dimisión inmediata por tan indecentes exabruptos. Los demócratas no podemos quedarnos con los brazos cruzados mientras esta gente arrastra la democracia por el estiércol. No, no es admisible tanta violencia verbal, tanta saña contra quien osa disentir de sus designios. Durante años llenaron las calles de visones y sotanas para quebrar las políticas de progreso del Gobierno de Zapatero. Ellos, que instigaron aquellos aquelarres contra la dignidad homosexual o la educación ciudadana, se muestran ahora ofendidos cuando la gente se manifiesta por perder su casa, sus ahorros o su salud. ¡Basta ya de tanto discurso incendiario y de tanta desfachatez! ¡Basta ya de tanta soberbia y de tanta mentira! Los llaman nazis y no lo son. Los llaman terroristas y no lo son. Ya está bien.
Inquisición: Auto de fe contra los herejes en España. Grabado de Bernard Picard. Wellcome Library Catalogue. Bajo licencia Creative Commons by-nc 2.0 |
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