08 junio 2013

Elvira Murcia y la dignidad ciudadana

La expulsión, esta semana, de Les Corts Valencianes de la ciudadana Elvira Murcia por denunciar los continuos incumplimientos del Consell con las personas dependientes en la Comunitat ilustra de forma demoledora el encastillamiento institucional de la derecha en el poder. Que Elvira fuera desalojada en su silla de ruedas de la tribuna de invitados por reclamar el respeto a la legalidad del Gobierno de la Generalitat mientras los Blasco, Castedo, Martínez, Díaz Alperi y tantos otros permanecen acomodados en sus escaños del hemiciclo en espera de sus juicios por corrupción remueve las tripas. Que el argumento para la expulsión fuera que Elvira alteró el orden de la sala con su denuncia, cuando en Les Corts se oyen a diario las mil y una indecencias, mentiras, exabruptos provenientes del bando de los imputados contra los grupos de la oposición, produce náusea. Que el ejecutante del desahucio parlamentario de Elvira fuera Juan Cotino, el de la sonrisa meliflua y los intereses inconfesables, el del Cristo crucificado y la bula papal, conseller que fue de Bienestar Social en tiempos de la expansión de la empresa familiar SEDESA, resulta aborrecible. Que Elvira Murcia, sostenedora con sus impuestos y su permanente compromiso cívico de nuestra democracia, viera su palabra acallada en el Parlamento valenciano por quienes han saqueado, envilecido, desacreditado, arruinado, degenerado las instituciones de nuestro país en beneficio propio, es simple y llanamente insoportable.


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