16 mayo 2014

Elena Valenciano y la misoginia de la derecha española

Le costaba ayer a Elena Valenciano sujetarse a las estrecheces del guión monologuista que se impone en los debates electorales en España. Varias veces se escuchó su voz mientras Cañete leía sus fichas manuscritas. Creo yo que esa rigidez resta atractivo y genera cansancio entre la ciudadanía. Y desvirtúa la capacidad dialéctica de los debatientes. Pese a ello, Valenciano estuvo ayer mejor que Arias, en eso parece que coinciden la mayoría de analistas. Habló de Europa y de las propuestas socialistas para otra Europa, frente a un oponente que no hizo mención a una sola propuesta sobre las políticas de la Unión. Debió haber hablado más de esas políticas, Valenciano, pero la deriva impuesta por la renuncia del popularista a hacerlo lo puso difícil. Defendió bien los derechos de las personas, ciudadanos y ciudadanas con "rostro humano", frente a las gráficas triunfantes que Cañete presentaba atropelladamente con manos temblorosas. Me llamó la atención la falta de soltura del siempre campechano exministro. No esperaba, francamente, que copiara a su jefe en lo de leer hasta los puntos. No dejó de hacerlo ni siquiera en la intervención final, de la que se espera una invocación cómplice al televidente. Es tal la abulia impuesta por Mariano entre los suyos que ni siquiera alguien tan experimentado como el candidato logra zafarse del tedio. Cañete fue el de los carteles azules que no sé quién ha podido recomendar a los popularistas: hierático, ausente, frío. En fin, habrá que ir pensando en otro modelo de debate. En este, el de ayer, Elena ganó.



Mientras parte de la progresía sigue a lo de PPSOE, Miguel Arias Cañete ha expuesto hoy como nadie qué es y qué no es ser de derechas en este país. El azulete ha dicho en una emisora de televisión, para justificar su desastrosa intervención ayer frente a Elena Valenciano, que "el debate entre un hombre y una mujer es muy complicado. Si haces un abuso de superioridad intelectual, parece que eres un machista y estás acorralando a una mujer indefensa". Nada, no necesita nada más. Eso es la derecha en España. No ha dicho hoy Cañete (ocioso creo recordar que candidato ungido por Rajoy para representar a las Españas en el Parlamento Europeo) nada que no sepamos de esta derecha obscenamente misógina, visceralmente antiigualitaria e insultantemente soberbia que sufrimos. Por eso me indigna que algunos sigan revolviendo la realidad para convertirla en caricatura a sabiendas de que las cosas son de otra manera. Esta tarde, en Sagunto, un grupo de mujeres socialistas, como Ángela Escribano Martínez, Ana María Julián Edo, o Carme Santamaría hablarán de igualdad, de dignidad, de decencia, de mujer en Europa. A ellas, por su lucha constante, entregada contra el machismo que cría los monstruos de la caverna, gracias siempre. Los cañetes de todo pelaje no podrán con vuestra-nuestra voluntad de imaginar y construir nuevos espacios para la igualdad.


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