Quienes vivimos ya adultos el proceso de implantación masiva de la telefonía móvil entre nosotros seguimos asociando Nokia a fiabilidad, vanguardia y diseño. Así lo era en aquellos no tan lejanos años que cerraban el siglo XX y abrían el XXI, cuando los móviles entraron en nuestras vidas con la fuerza y la rapidez con que nunca antes lo había hecho cualquier otro artefacto tecnológico. Nokia fue, entre 1998 y 2007, el mayor fabricante mundial de móviles, paradigma del modelo finlandés de crecimiento sólido, equilibrado y altamente competitivo. Pero la llegada de los smatphones quebró esa trayectoria y la empresa entró en barrena, perdiendo la mayor parte de su cuota de mercado ante Samsung, Apple o los dispositivos chinos. Hace un par de semanas se anunció su compra por Microsoft. ¿Es Nokia otro de los cantos de cisne de la vieja Europa? Esa dificultad creciente que tenemos los europeos para adaptarnos al nuevo tiempo, esa falta de sentido de la anticipación en un mundo cada vez más volátil que convierte en viejo lo nuevo en nada. Con Nokia Europa pierde el control de una de sus joyas de la corona en ese desplazamiento constante del centro del mundo hacia el eje del Pacífico. No debe extrañar, ante esa deriva imparable, que hasta Apple haya decidido merodear los territorios del low cost, aunque en su último iPhone siga buscando la exclusividad. Porque ya no son los mercados norteamericano y europeo, los de la cuenca del Atlántico norte, los que definen el futuro. Y no estaría de más que no siguiéramos mirando para otro lado. Nokia se va de Europa y Apple explora el low cost, todo cambia, nada permanece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario