#ViaCatalana - Tal vez, en la cuestión catalana, la suerte esté ya echada. Ayer, como hace un año, cientos de miles de catalanes y catalanas manifestaron su voluntad de independizarse de España. Y lo explícitaron con evidente solvencia mediática: la cadena que formó la Via Catalana a lo largo de 400 kilómetros es, sin duda, un acierto propagandístico y su viralidad por las redes sociales la constatación de su impacto popular, en Cataluña y fuera de ella. Queda ya lejos la imagen de Más liderando los pasos iniciales de un proceso que ha terminado por desbordarle claramente y trastocar radicalmente el mapa político catalán. Una parte muy importante de la gente de ese país quiere vivir la catalanidad fuera de España; cierto es que otra parte igualmente importante sigue entendiéndola como parte de un proyecto compartido que merece la pena preservar. Creo, lo he dicho aquí otras veces, que la independencia es un error y que su materialización, si así llegara a culminarse, llevaría a una Cataluña y a una España más débiles. No, no creo que sea una buena idea, aunque la respeto. La cuestión catalana es, de nuevo, la cuestión española. Y debe ser afrontada con toda urgencia y apertura de miras. Es radicalmente necesario sondear hasta las últimas consecuencias cualquier opción que permita el encaje, no para contentar a unos sino para hacer posible la viabilidad misma de España. Y hay margen para avanzar, especialmente en el ámbito federal, ampliando los espacios de codecisión y corresponsabilidad, como propusiera el último consejo territorial del PSOE antes del verano. Desde luego el inmovilismo, la soberbia, el sostenerla y no enmendarla a toda costa no lleva a ninguna parte. Eso es lo que viene haciendo, en esto también, la derecha gobernante. Y es malo, muy malo para España. Cada día más.
PD: el atentado terrorista que ayer perpetró un grupo fascista en Madrid contra la delegación de Cataluña, en plena celebración de la Diada, nos muestra cuán fina es la línea roja que preserva la democracia de la acción de sus enemigos.
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