24 septiembre 2013

Fabra estará a su altura: la nada


#fabraincapaz - Alberto Fabra se enfrenta hoy en Les Corts Valencianes a su segundo debate de política general, el debate anual sobre el estado de la Comunitat. Acuciado por la manifiesta quiebra de su liderazgo entre la derecha valenciana, por el cerco judicial a años de corrupción y por la asfixiante agonía financiera de la Generalitat, el president acude al hemiciclo del Palau de Benicarló sin credibilidad y sin aliento tras un año horribilis que ha laminado la reputación de las instituciones valencianas hasta convertirlas en grotesco decorado de cartón-piedra de la tragicomedia en que él y los suyos han convertido nuestra vida pública. A estas alturas nadie espera de Fabra nada que no sea pagar lo que debe y dejar paso a otros que sepan afrontar con determinación, ilusión y decencia los muchos retos que tenemos por delante. Es irrelevante lo que diga o deje de decir hoy ante los parlamentarios valencianos habida cuenta de su contumaz incapacidad para cumplir con sus compromisos. Igual da que se trate de la lucha contra la corrupción o del pago de las deudas a pequeños acreedores, de la racionalización de la Administración o de la calidad de los servicios públicos, del aeropuerto de Vilanova-Benlloch o de la Ciudad de la Luz de Alicante, la nómina de incumplimientos del Molt Honorable es tal que sólo le cabe una petición pública, expresa y contundente de perdón ante la Cámara y la ciudadanía. No lo hará porque no anida el gen de la dignidad política en el ADN gaviota y porque son incapaces de asumir las responsabilidades exigibles a quienes durante 18 años llevan ocupando con poder absoluto todas las instancias del poder valenciano. Nada podemos esperar ya hoy de quienes han prostituido la confianza que reiteradamente les ha otorgado una gran parte del pueblo valenciano, de quienes han viciado la democracia hasta hacerla irreconocible, de quienes han convertido el Consell en una gigantesca máquina de reparto arbitrario de prebendas y favores en beneficio propio y de los amigos del alma. No tengo duda: Alberto Fabra estará a su altura.

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